Cap 11

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Capítulo 11.

Ya habían pasado casi dos años.
Ese día iban a ir de compras con Izzi. Los padres de Harry estaban en Idris dándoles clases a los nuevos cazadores de sombras.
Al pequeño le gustaba ir bien arreglado.
Su papá Magnus había buscado y buscado entre hechizos y pociones algo para que su pelo no se viera tan revuelto y al fin lo había encontrado.
Aunque a Harry le gustara vestir bien, no era para nada arrogante ni prepotente.
Era un niño muy humilde y en el parque siempre compartía sus juguetes y su merienda con los otros niños.
Al principio se había mostrado tímido de jugar con otros infantes.
A menudo se iba corriendo cuando los pequeños se acercaban alborotando y gritando para que se uniera a sus juegos.
La mayoría de las veces se ocultaba tras las piernas de la persona que estuviera con él en ese momento.
Casi todo el tiempo solían ser sus padres o sus padrinos.
También su abuelito Robert se hacía de tiempo para estar con él.
Le gustaba jugar con su abuelo porque no le importaba sentarse en el suelo y jugar en la arena con él.
La primera vez que se acercó a otros niños, una pequeña niña rubia se le había acercado con timidez y le había pedido jugar.
Con el tiempo, los demás niños del parque se dieron cuenta de que a Harry no le gustaban los ruidos fuertes y fueron presentándose de forma ordenada.
Después de unos meses, el pequeño Potter alborotaba con sus amiguitos.

Ese día que fueron de compras, el menor pensaba en sus amigos.
A la abuela Marise no le gustaba que jugara con mundanos pero sus padres le habían dicho que él podía jugar con quien quisiera.
Al día siguiente era el cumpleaños de su amiga Sarah y él quería regalarle algo especial.
Seguro que su tía Izzi tenía alguna idea genial.

Su magia había despertado unos meses antes cuando uno de los licántropos de la manada de Luke lo estaba molestando.
Deseó que su pelo se volviera de un feo color verde y ocurrió.
Magnus se había mostrado bastante divertido por lo ocurrido pero a Alec no le había hecho ninguna gracia pero tuvo que admitir que el lobo se lo merecía.
Si bien no podía hacer magia como su padre, al menos su núcleo mágico era más poderoso que el de cualquier mago promedio.
Catarina había dicho que su magia de brujo se despertaría al cumplir los quince años y no sabían si también sería inmortal, pero sí sabían que si envejecía, lo haría mucho más lento que los mortales normales.

En el centro comercial, Jace se quejaba de su desgracia al tener que ir de compras hasta que Sirius le distrajo.
Menos mal que él era mago, porque Isabelle compraba y compraba y volvía a comprar.
Por su cumpleaños le habían regalado un bolso con un hechizo de expansión indetectable y la chica había dicho que Sirius y Remus se habían convertido en sus personas favoritas en el mundo.
Eso no les había hecho ninguna gracia a Jace ni a Alec, pero no había mucho que hacer.

Sirius comenzó a encontrarse mareado y tuvo que ir al baño a vomitar.
El rubio de ojos dorados se preocupó y le sugirió irse a casa pero el animago le aseguró que todo estaba bien.
Llevaba algunos días encontrándose algo indispuesto. Si seguía así, iría con un medimago.

***TMI/HP***

Remus y Jordan disfrutaban de una cita en un pequeño pero bonito parque en Nueva Jersey.
Habían preparado algo de comer y mientras disfrutaban de las vistas cerca de un pequeño lago, hablaban de cualquier cosa que se les pasara por la mente.
Se miraban con amor en los ojos y compartían pequeños besos.

***TMI/HP***

Cuando Harry y sus tíos volvieron a casa, se encontraron con Alec y Magnus levemente nerviosos en el salón.
Aunque el brujo diera clases en Idris, todas las noches las pasaba en su piso en Nueva York con su hijo.
Harry corrió a abrazarlos y aunque ellos le devolvieron el gesto, se notaban tensos.
-Oye caramelito... Tenemos algo que decirte...
Antes de que el brujo pudiera continuar, un llanto se escuchó en la otra habitación.
-¿Es un bebé? Sé que es un bebé. He oído llorar a muchos bebés para saberlo. -Dijo Harry. -¿Es el hermanito que le pedí a la estrella fugaz? Padino dice que si pido un deseo al ver una estrella fugaz y no lo digo en voz alta, se cumplirá. Y yo pedí un hermanito a la estrella y...
-Sí. -Le interrumpió Alec con suavidad. -Es tu nuevo hermanito.
El niño corrió al cuarto desde donde provenía el quejido seguido por los demás.
Al verlo, el pequeño abrió la boca asombrado.
-Papá. Es azul. Y tiene cuernos. -Dijo. -Es muy guapo. -Añadió al final haciendo que sus padres respiraran aliviados.

Harry James BaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora