Harry James Bane

Cap 15

Capítulo 15.

Jace estaba aburrido. Muy aburrido. Había acabado de entrenar y ahora ayudaba a su parabatai con el papeleo del instituto.
Él prefería estar fuera, cazando demonios, patruyando... Pero no. Estaba sentado en una silla escribiendo aburridísimos informes.

Entonces de un portal apareció alguien que ni Alec ni Jace esperaban ver.
Clarisa Fray se veía muy desmejoraba y sujetaba contra su pecho a dos niños.
Uno tendría unos cinco años y el otro tal vez dos...
-¿Qué haces aquí? -Herondale preguntó con voz fría.
Trataba de controlar su temperamento debido a los niños que se aferraban a su madre.

La historia que la mujer les contó hizo que a ambos cazadores de sombras se les pusiera el pelo de punta y su cabreo subiera hasta niveles estratosféricos.

Ella había sido hechizada por una bruja llamada Delphin. La mujer tenía cola de pez y aletas en su torso.
Podría pensarse que era hermosa... Hasta que se la conocía.
Engañó a Clarisa con falsas historias y entonces, cuando se dio cuenta en la maraña de mentiras en la que estaba envuelta, era una marioneta de un grupo de fanáticos que querían niños con la sangre Morgenstern debido a los experimentos que Valentine había estado haciendo en ella y Jace...

Delphin había sido asesinada por un grupo de cazadores de sombras y así era como Clarisa había logrado escapar de su influjo.
Ella había tomado a sus hijos y había huído de allí lo más rápido que pudo.

Durante los días siguientes ella conoció a los nuevos miembros de la familia y si bien en un inicio estuvo desconcertada por el tema de magos y embarazos masculinos, quedó prendada de los pequeños.
Estaba contenta de que Jace hubiera encontrado a alguien. Ella de momento solo quería centrarse en sus niños y en recuperarse de los años que esa gente le había robado.
Era afortunada de tener cerca a personas que se preocupaban tanto por ella. Agradecía al ángel Raciel cada día por ello.

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Harry echaba de menos a su papi Alec. Hacía mucho tiempo, al menos para él, que se había ido a otro país a ayudar con unos cazadores de sombras que no eran buenos.
No podía ni siquiera viajar por portales con su papá para verlo porque estaba en una misión importante.
Eso no le gustaba nada. Quería a su papi con ellos en su casa.

Max y él estaban jugando con unas piezas de lego mágico que su tío Remus les había regalado. Cambiaban de color y también de forma si querías. Se podían construír muchas cosas con ellos.
Max tenía también uno de los libros de criaturas mágicas que era de Harry cuando él era más pequeño pero que ya no usaba así que se lo había regalado.
El morenito de ojos verdes no era como aquellos niños que no compartían y a pesar de que no usaban ciertas cosas, tampoco querían que otros niños las tuvieran. No. Él compartía sus cosas con Max y no le importaba darle las cosas que ya no necesitaba.
Claro que había ciertos juguetes que Harry no le dejaba porque eran muy queridos para él, pero eran un par de peluches y su hermanito tenía los suyos propios así que no había problema.

Presidente Miau se encaramó en el respaldo de una silla y los miró jugar.
Balanceaba la cola perezosamente de un lado al otro.
Cuando Max se levantó, el minino lo siguió con la mirada y no volvió a su postura relajada hasta que el pequeño volvió a su lugar en la alfombra.

Un rato más tarde se les unió Reg. Él tenía un año menos que Max y ambos niños se llevaban bien... Cuando Harry estaba cerca para hacer de mediador...
Si no, ellos peleaban por cualquier pequeña cosa.
Isabelle decía en broma que parecían un pequeño matrimonio.
Aquello recibía miradas ceñudas por parte de Jace y Magnus pero ella ni se inmutaba.

Alec llegó varios días después con un niño en brazos. Harry no sabía quien era y sentía mucha curiosidad. Junto con Max lo miraron hasta que su papi se lo presentó.
Al parecer el hermanito nuevo, Rafe, no sabía inglés. Vaya. Entonces ¿cómo jugarían y se entenderían? Harry estaba un poco preocupado por ello. Sabía lo feo que era sentirse solo en un lugar lleno de gente.

Era curioso como los niños podían ser. A Rafe le interesaba más el tema de la magia mientras que a Max le interesaba más saber sobre matar demonios.
Y mientras Harry daba sus clases, se unieron sus hermanos pequeños aunque eso era más un juego todavía.
Quienes los veían desde fuera pensaban que eran una familia entrañable.

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De nuevo las cosas en el mundo de las sombras no estaban bien. Magnus había comenzado a enfermar y Alec no sabía que hacer.
Los niños estaban muy preocupados y Harry no se separaba de su papá ni un instante.
Sirius y Remus probaron con pociones y hechizos. Incluso con lágrimas de fénix. Pero no resultaba.
-¿Papá se va a morir? -Harry le preguntó un día a su padrino muy inquieto.
-Él es muy fuerte, Harry. Estoy seguro de que todos haremos lo que sea necesario para que se ponga bien.
-Pero los brujos no enferman, padrino. Pero papá lo está... Los brujos... ¿Y si Max se pone enfermo también?
Sirius abrazó a su ahijado. Le encantaría poder prometer que ninguno moriría, que todo estaría bien, pero nunca haría promesas que no pudiera cumplir. Y aunque lo deseara, por desgracia, no podía garantizar el bienestar de Magnus.

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A Harry le gustó Idris. Le pareció un lugar muy bonito y le encantaba montar a caballo con papi Alec.
Pero aquel día había una de esas reuniones aburridas del consejo a las que sus padres debían ir y Harry tenía que quedarse en casa con su tío Remus, su padrino y su primo Reg.

Se lo pasaron bien porque estuvieron jugando con Canuto y con Jordan que no había ido a la reunión tampoco y acabaron agotados.
Eso fue una buena cosa cuando Alec y Magnus llegaron a casa, pues había ocurrido algo terrible. Una de las niñas Blackthorn, Liby, había muerto y también el inquisidor y padre de Alexander, Robert Lightwood.