Cap 08

1.2K 119 0
                                    

Capítulo 08.

Dos días más tarde, Magnus, Alec, Jace, Sirius y Remus estaban en la casa del brujo.
Magnus les había explicado que había notado una irregularidad en la magia del niño.
-Deberíamos hablar con los duendes. -Sugirió Sirius. -Eso que cuentas es preocupante. Sé de magia negra y si es lo que creo, sería mejor que se encargaran en Gryngotts.
El brujo iba a protestar, pero vio la lógica en las palabras del animago.
Con decisión, el brujo hizo un portal y les hizo pasar a todos.
-¿Qué es este sitio? -Preguntó Jace después de aterrizar de boca en el suelo.
-Este es el acceso al callejón Diagon.
El rubio miró mal a Sirius por haber sido él quien le había contestado la pregunta.
Harry iba sujeto por los protectores brazos de su padre.
-¿Qué es el callejón ése? Porque aquí solo veo hierbajos y basura.
-He dicho que es el acceso. El callejón es este.
Mientras golpeaba los ladrillos con la varita, Sirius le contestaba al insoportable chico.
Al ver la pared abrirse, Jace se quedó boquiabierto.
Caminó detrás de su parabatai como hipnotizado.
-¿Impresionado Herondale? -Canuto remarcó la última palabra.
-Es mejor Alacante. -Dijo entre dientes.
-Claro Herondale. Lo que tú digas.
Al llegar al banco, el cazador de sombras rubio no supo cómo reaccionar al ver a aquella extraña criatura.
Se limitó a seguir a su parabatai y se mantuvo.
El brujo se dirigió a los mostradores y pidió hablar con Gornuck.
Cuando el duende estuvo disponible, todos pasaron a su despacho.
-Hola Magnus. Durante estos días me has visitado más veces que en un siglo. ¿Qué te trae aquí hoy?
-Cuando los mundanos me dieron al niño, noté algo extraño en su cicatriz. Magia oscura. Como algo que no debería estar allí.
Gornuck se acercó al niño que le miraba con curiosidad y sacó un extraño artilugio para comprobar lo que decía el brujo.
Al posarlo en la frente del joven, el duende dejó caer el objeto debido a la impresión.
Ese movimiento hizo que Harry se asustara y estuviera a punto de llorar.
Jace y Sirius estuvieron inmediatamente al lado de Alec.
-¿Qué pasa Gornuck?
-Hay que sacar eso ahora mismo.
-¿De qué se trata? -Preguntó Sirius con preocupación.
-Un horrocrux. El duende susurró la última palabra como si fuera alguna clase de pecado pronunciarla.
Black abrió la boca sin emitir ningún sonido.
-¿Qué es un horrocrux? -Preguntó Jace.
-Es una aberración hacia la magia. -Contestó Sirius muy pálido. -La práctica... Todos los libros sobre ese tema se destruyeron. Creo que en la biblioteca de mi familia y en la de algunos más queda algo de información... No es algo que todos los magos sepan. La mayoría de personas desconoce su significado.
-¿Pero qué es?
Remus negó con la cabeza porque él no lo sabía.
El animago se dio la vuelta negándose a contestar.
Magnus miraba de Harry al duende sin creérselo.
Alec y Jace se sentían frustrados porque no entendían nada.
-¿No es muy pequeño como para pasar por ese tipo de ritual de extracción? -Preguntó el asiático.
-No necesariamente. Se le duerme y ya está.
-B bien.
Magnus cogió al niño de los brazos de su novio y siguió al duende a través de otra puerta.
Gornuck les hizo señas a los demás para que se quedaran en el despacho.
Enseguida, otro duende entró a la oficina para vigilar a los intrusos.

En la otra sala estaban Magnus con el niño dormido entre sus brazos y varios duendes.
Era un espacio dorado y plateado con un círculo de runas en el centro.
El brujo colocó ahí al pequeño y se apartó.
Los gnomos se colocaron en torno al círculo y levantando unas extrañas varas metálicas, comenzaron un cántico en Duendigonza.
Minutos más tarde, un grito espeluznante salió de una masa oscura que habían obligado a salir de la cicatriz del pequeño que aún dormía sin percatarse de nada.
Los duendes siguieron con su cántico y una luz azulada bañó la sala dejando una copa en el círculo al lado del niño.
los dueños del banco siguieron cantando cada vez más rápido y otro chillido salió de aquella copa.
Al acabar, un halo plateado y dorado bañó el círculo y la copa desapareció.
Segundos después, Magnus tomaba a Harry entre sus brazos.

Alec, Jace, Sirius y Remus estaban ansiosos.
Había pasado una hora y media desde que Magnus se había ido con Harry y no sabían nada.
Cuando el animago y el rubio estaban a punto de perder la paciencia, la puerta negra se abrió y Magnus apareció con el pequeño entre sus brazos como si nada hubiera pasado.
-¿Cómo ha ido todo? -Preguntó Alec arrebatándole al niño.
-Muy bien. -Contestó el duende. -Hemos descubierto que había otro horrocrux en el banco y lo hemos destruido también.
Tras firmar algunos papeles para cubrir los gastos del ritual, los magos, los nefilim y el brujo abandonaron el banco.
Decidieron llevar al niño a tomar un helado a un parque cercano antes de volver a Nueva York.
Otro día, cuando Magnus no estuviera tan cansado, y cuando Sirius no se sintiera tan mareado debido a lo que habían descubierto, darían un paseo por el callejón Diagon.
-¿Pero qué es un Horrocrux? -Susurró Alec a su novio mientras Sirius y Remus jugaban con el pequeño en los columpios.
Jace se acercó para escuchar al brujo.
-Es un trozo de alma metido en un objeto. Así, si la persona que lo ha hecho muere, no lo hace del todo.
-¿Y por qué es tan malo? -Quiso saber Jace.
-Porque separar tu alma para introducir un pedazo en un objeto o en otro ser vivo, requiere de un sacrificio. Debes matar antes a alguien sin arrepentirte. Entonces, el alma se romperá y podrás meterla en un objeto. Cuantos más horrocruxes haga una persona, más inestable se volverá. Además de que adquirirá una forma monstruosa.
Alec palideció y Jace tuvo que apoyarse en un árbol porque se sentía mareado.

Horas más tarde, volvieron a Nueva York prometiendo silenciosamente no hablar jamás de ese tema a no ser que fuera completamente necesario.

Harry James BaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora