Capítulo Nueve

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Era extraña la manera en que el alfa insistía en cocinar algo sin mucha ayuda del menor, admiraba su determinación a ser independiente sobre cualquier situación

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Era extraña la manera en que el alfa insistía en cocinar algo sin mucha ayuda del menor, admiraba su determinación a ser independiente sobre cualquier situación.

-– Debe tomar su medicina –- informó Félix al leer la receta, aburrido por lo poco que le permitía hacer.

Cortó distancia y casi tuvo que arrancar el utensilios de su mano para que le hiciera caso. Después de eso, Seo cedió el papel de yo hago todo y se limitó a dirigir a un torpe Omega.

-- Félix –- lo nombró sin propósito, tan solo el deseo que le dejara de fruncir el ceño al sartén y poder ver la forma en que alzaba sus cejas levemente al voltear a atender el llamado –-, no necesitas tanta concentración para mezclar.

El pelirrosa le guiñó un ojo y siguió con lo suyo, apagando la hornilla cuando figuró prudente. Sirvió en un par de platos y llevó los palillos para comer.

-- ¿Cómo se siente? –- cureoseó por culpa del silencio.

-- Como si me hubieran atropellado.

A Félix no le dió gracia, ni una pizca, pero de fondo una carcajada lo sorprendió. Chan iba acercándose aún con ropa para dormir.

– Si cocinarás siempre luego de un accidente me aseguraré de arrollarte con la camioneta, pero debes aprender a hacer algo diferente -- informó, poniendo una porción para él -- Es un chiste -- aclaró para un estupefacto omega.

El menor no estaba para nada acostumbrado a ese tipo de respuestas o comentarios. Pero envidiaba la cercanía que podía percibir entre ellos dos con la simple calidez en sus miradas. Los dedos de Chan cepillando sus cabellos brevemente al sentarse le permitió sentirse parte de eso.

Lee llevaba una buena racha, así era como su terapeuta le llamaba cuando no sufría de recaídas. Comía tres veces al día sin pensar en qué estaba ingiriendo, a pesar de eso, se mantenía en porciones relativamente pequeñas. Era notoria el aumento en la ingesta de calorías, no exagerado. Por supuesto que quien se dió cuenta fue Changbin, cuando el menor se ponía su camiseta y sus costillas se evidenciaron mucho solo por alzar los brazos. Sus dedos siempre fueron regordetes, pero su muñeca dejó de ser solo piel pegada al hueso.

-- ¿Volverán a dormir? –- cuestionó el mayor mientras recogía los platos vacíos, dudó unos instantes y añadió -–. La pregunta es más para tí, Félix. Sé de sobra que tú, sí -– se refirió a su sobrino.

-- Tal vez, solo un poco -– no sonaba convencido.

Al final, los jóvenes se mantuvieron despiertos porque Hyunjin y Jeongin decidieron ir a pasar el rato o, según Changbin, usarlo de pretexto para ellos estar juntos y enrollarse en su cama.

Platicaron un rato antes de que como siempre la pareja terminara acurrucándose en cama del alfa, desde ahí seguir parloteando sin parar.

Jeongin reía por cada ocurrencia entre los omegas y Changbin solo miraba al pelirrosa, lo admiraba profundamente con tanta fascinación al verlo reír con sus ojos casi cerrados e intentando, fallidamente, hablar, que sorprendentemente Félix no lo sentía.

Estudiante De Intercambio [Changlix] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora