54

11 3 0
                                    

Es curioso cómo algunas personas que pretenden ser demasiado fuertes, a veces pasan por situaciones que no podríamos imaginar. 

Él era probablemente el que dirigía a sus otros dos amigos, el que les daba apoyo y consejos cuando quien solía hacerlo no estaba, el que había sido denominado, sin querer, el líder de aquel pequeño grupo. Podía ser el confidente de cualquiera, pero para su mala suerte, a él le daba un poco de miedo poder confiar ese secreto que tanto lo atormentaba a alguien. Sin saber cómo, se las había ingeniado para que nadie tuviera que saberlo. 

*

TaeHyung 

A pesar de que en algunos momentos parecía que el brillo en los ojos de JungKook se perdía, un abrazo era suficiente para hacerle saber que podía apoyarse en él. Al mayor le había costado un poco convencer a su novio de que fuera a la escuela a inicio de semana, sin embargo, lo logró. 

Con uno que otro momento malo, habían superado ya aquella semana desde la recaída de Kook. 

Esa tarde saliendo de la escuela, habían acordado que irían a comer pizza y después verían películas en casa de Tae. Ninguno de los dos podía esperar más, aquel viernes se les estaba haciendo eterno. 

A pesar de que solo le quedaban dos clases, el castaño salió al baño en medio de su clase de inglés para distraerse un poco y para no quedarse dormido en ese momento. Como siempre, en el exterior solo se encontraban uno que otro estudiante que probablemente salió por la misma razón que él. 

En la escuela, habían tres pares de baños, Kim ya había acudido a dos sin éxito debido a que estos se encontraban cerrados; aunque no le emocionaba la idea, tener que ir hasta el baño más lejano también le ayudaría a perder tiempo. 

Los pasillos de ese lado de la escuela siempre le habían transmitido cierta sensación de desconfianza, a causa de eso él se dedicaba a nunca pasar por ahí, pero esta vez era por necesidad y lo que pasaba en ese momento lo convencía de que en definitiva, debía hacerle caso a su miedo: 

Mientras avanzaba, los golpes se hacían un poco más claros, pero el castaño no lograba distinguir si alguien estaba golpeando algo o alguien, y rezaba para que no fuera la segunda; Tae se detuvo al final del pasillo de donde provenía el ruido, pero no se animaba a ver. Nadie hablaba ni nadie se quejaba, cosa que lo relajó un poco para voltear y encontrarse con lo que en absoluto no quería: dos chicos de la misma altura, uno siendo amenazado por el otro, y este último mirando al suelo simplemente evadiendo la sangre que salía de su boca y al chico frente a él. 

¿Por qué tengo que encontrarme con este tipo se sujetos? Ahg

Si bien la idea de meterse en una pelea y terminar mal no le agradaba, Kim debía ayudar al chico. 

Con un poco de miedo y claro disgusto, caminó con pasos un poco flojos pero decididos hasta ambas personas. 

—Oye, suéltalo.—No sabía cómo se iniciaba ese tipo de conversaciones y eso fue lo mejor que se le ocurrió. 

—Oye, vete.—En definitiva Tae nunca había visto al sujeto en cuestión en la escuela, pero estaba seguro de que era mayor que el tipo que, aunque alguien había llegado a ayudarlo, se mostraba indiferente. 

—Creo que es evidente que no importa cuánto lo digas, no voy a irme, así que no intentes lucirte y déjalo en paz.—Kim estaba comenzando a apretar sus puños para no tener que saltar encima del contrario. 

—¿Qué en serio nadie sabe respetar los asuntos privados?—El chico rubio al fin volteó a ver a Kim.—Ya han pasado dos personas como tú antes y por culpa de ellos él está como está, pero está bien, eso comprueba que a nadie le importa esta basura.

NADA ES LO QUE PARECE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora