Soy despierta por un fuerte sacudón de mi madre, para levantarme. Vi a Fifur enredado entre mis cabellos cobrizos que hacen una combinación con su pelaje dorado. La llegada de mi perro a la familia fue recibido con gran felicidad y alegría, sobre todo para mi mamá. Él se quedara con ella mientras nosotros estemos de viaje ya que no quiero que se pierda en pleno bosque. Fred y Alex parecen dos niños jugando con él es un recuerdo de que me encantaría conservar en mi mente hasta al señor Hans le fascinó el cachorro.
Me meto en la ducha, mis hermanos no se han levantado, asique tengo un tiempo extra. Termino de darme una ducha bien caliente, como siempre, y me seco el pelo, pero ni me gasto en peinarme. Luego me visto con una remera negra liza, unos jeans azul oscuro.
Bajo a desayunar, encuentro a mis hermanos soñolientos sirviéndose un poco de café. Mi madre que está haciendo unos waffles, se detiene para ver mi melena de pelos y le ordena Alex que continúe el con los waffles, me hace que me siente en un taburete de la cocina y sus dedos hábiles comienzan a peinarme una trenza cocida en forma de diagonal. Yo claramente me la puedo hacer pero tengo tanta flojera como mis hermanos que me cuesta reaccionar a tiempo.
Fifur baja por la escalera, de seguro habrá olido el olor a tocino, y empieza a moverle la colita hacia mi madre esperanzado de que le den un puco de él, pero lo único que recibe es su alimento balanceado y un poco de leche. En el desayuno la única que habla es ella mientras que nosotros damos grandes bostezos. Mamá nos cuenta que hoy llevara a Fifur al veterinario y que el restaurante está yendo de maravilla. Ella se be radiante, pero siempre con ese tono de preocupación por nosotros, y les dice a mis hermanos que conduzcan con cuidado, que abrochen bien sus cinturones, y que sobretodo cuiden bien de mí.
A las siete en punto, toca el timbre y llega Jazz con su madre Herminia, cinco minutos después Félix con su padre y Benjamín con el señor Russell. Nuestras padres entablaron una conversación sobre cómo han crecido sus niños, mi entras que mi madre le sirve café bien cargado para despabilarnos a todos.
Antes de partir nos dieron las instrucciones una quinientas veces.
“Nada de alcohol, nada de drogas, nada de explorar el bosque por separados, y no atraer la atención de ningún animal salvaje”, y muchas cosas más que no escuchamos.
Nos despedimos de nuestros padres, mi mamá me dejo los cachetes colorados luego de darme como cincuenta besos en cada uno y recordarles a mis hermanos que si me pasaba algo que corran lejos de casa porque los iba matar, ellos lo tomaron a la risa al igual que yo. Mis hermanos iban en el auto de mi madre que va recargado de cosas, y nosotros Jazz, Benjamín, Félix y yo en el auto de Benjamín, con Bon Jovi de música de fondo mientras que vamos hacia el oeste de Portland en busca de nuestro bosque, allí me siento completa, siento como si mi alma se completara, siento una paz hermosa.
El viaje se volvió silencioso, solo se oye el leve ruido del motor, el teclado del celular de Jazz, la música a través de sus auriculares, la respiración leve de Benjamín, después de lo que paso anoche esta distante de mí, ni siquiera me miro por el rabillo del ojo y eso que estoy sentada del lado del copiloto, así que me dedico a mirar el paisaje verde que corre con nosotros hasta quedarme profundamente dormida.
Me despierto con la luz del mediodía en mi rostro, recostada todavía en el asiento del copiloto pero estoy sola, no hay nadie en el auto y está prácticamente vacío, sin equipaje, es obvio que llegamos acá hace horas, ¿Por qué no me despertaron?
Salgo del auto, algo aturdida y visualizo el auto de mi madre pero no hay nadie allí y tampoco lograba ver la cabaña desde aquí, dentro de mi empezó a emerger el pánico, pero voy a controlarme si en 15 minutos no encuentro a nadie o a la cabaña empezare a gritar y lloriquear desenfrenadamente, bueno no tanto pero esto me pone los pelos de punta. Una mano se posa en mi hombro y esto me hace pegar un grito histérico me doy vuelta para atacar a mi atacante y sé que es algo estúpido, y me encuentro con mi hermano Alex con una sonrisa jovial.
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Sinaparadise y la maldición del ultimo Lucero.
Teen FictionTípica historia que le gustan a las adolescentes solteras que esperan de que un hombre común se comporte como el chico que aman pero esta dentro de un libro.