Capítulo 13: La bella nocturna ( por Benjamín)

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¿Qué he hecho mal? Acaso no fui bueno con ella, he callado toda mi vida sobre mi amor hacia Tany  porque siempre temí que pasaría esto.

Ya ahora llegamos aquí y ella queda hechiza en los ojos de ese idiota, musculoso, teñido como un rock punk, presumiendo su estúpido poni con cuerno.

Ni siquiera se da cuenta que existo, no se da cuenta que vagabundeo por este bosque de porquería todas la noches, y lo peor de todo es que nunca me he sentido así. Tan enojado, tan molesto. Con insomnio, sin hambre.

Lo único que quiero es que todo vuelva a ser como antes, que Tany y yo estemos juntos, aunque sea como antes, juntarnos a ver películas o ir a pasear por la playa. Ir a despertarla los domingos por la mañana y verla con su cabello cobrizo revuelto en finos bucles, y ver sus ojos somnolientos cuando terminamos de ver un  maratón de  las ochos películas de Harry Potter.

Quiero volverla a ver sonreír con migo, quiero que vuelva a quererme como su amigo, quiero tenerla cerca. Quiero vivir sus locuras con ellas. Quiero  tenerla a ella. En la forma que sea. 

El aire fresco de la noche llena mis pulmones y me da algo de tranquilidad y paciencia, camino por los alrededores de la villa, siempre manteniéndome cerca de ella para no perderme.

El bosque por lo general es tranquilo, ruidos de pequeños y del ulular de los búhos nocturnos, el olor a maleza, moho menta, olor a verde.

Siento el crujir de ramas y hojas, pero no de mis propias pisadas, sino pisadas más atrás. Podría ser algún ciervo pero mi sexto sentido me hace pensar que alguien me está siguiendo.

Me di media vuelta para enfrentar a quien me este siguiendo. Pero lo único que veo son arboles fríos cubierto de mohos, una brisa de aire recorrió por mi espalda, inmediatamente me di la vuelta pero nadie estaba allí.

Logro ver a alguien salir detrás de un enorme árbol a una hermosa mujer. De piel tan pálida como la nieve, largo cabello oscuro ondulado, de ojos marrón oscuros brillantes a la luz de la luna. Labios carnosos y rojos carmesí, largas y espesas pestañas sombrean sus ojos. Su cuerpo esbelto, es alta con finas curvas, solo lleva un vestido de seda blanca ligero pegado al cuerpo.

Ella es perfecta y hermosa, pero no se compara con mi Tany.

La joven se acerca con delicados pasos, dedicándome una hermosa sonrisa en la cual sobresalen unos puntiagudos incisivos. Reacciono retrocediendo unos cuantos pasos.

-¿Quién eres? ¿Te conozco?- pregunte duramente. Tal vez la conocí en la villa, pero su cabello parecía absolutamente normal.

-Quieres conocerme… - dijo y su voz sonó como dulces campanadas en el aire.

Automáticamente me detuve, me quede inmóvil, ella me tiene como hechizado por su belleza, pero algo en sus ojos me dice que está muerto, algo sin vida y en agonía.

-¿Qué es lo que hace un lindo muchacho del otro lado aquí?- pregunto ya casi a un metro de distancia de mí.

-¿Quién eres?- volví a preguntar bajando mi guardia, de cerca es aún más hermosa y fría a la vez.

-Tú me puedes llamar Syndel ¿Puedo saber el nombre que guarda este hermoso caballero?- sus palabras resonaban hasta en la brisa veraniega, con un cierto olor a rosas marchitas.

-Benjamín- solté en susurros, su belleza me deja prácticamente sin habla.

-¿Qué será aquello que te angustita tanto?- pregunto dando vueltas a mi alrededor evaluándome con esa mirada picara y juguetona pero a la vez con malicia.- ¿Una chica? ¿Un chico? ¿Amor? ¿Odio?... mmm en mi opinión es por una chica, siempre es una chica. ¿Pero quién será la ingrata en no desearte? Un joven tan apuesto y tan bello como tú.

Siento su frío tacto de sus manos en mi cuello, me vuelvo hacia ella y quito sus manos suavemente, mi instinto dice que nada bueno podría salir de esta hermosa chica, por más que sus intenciones e insinuaciones propongan una noche de diversión ¿O acaso me confundo de que ella está coqueteando con migo?

-¿Qué eres?- pregunte vacilante, algo en ella no me parece humano. Por más belleza que la rodee, algo en ella no me cierra.

-Puedo ser tu mejor experiencia, pero sino tu peor pesadilla… todo está en tu elección… - concluyo pasando su húmeda lengua por mí la clavícula hasta la parte posterior de mi oreja.

Pensé que eso sería incomodo o asqueroso pero eso fue excitante olvidando por completo su amenaza. Me dejé llevar por sus besos con sus labios carnosos y sus caricias con sus manos frías chocando contra mi piel caliente entrando como en un trance, entando bajo su mando.

-Eso es… déjate llevar- me dijo Syndel antes de que dejara que mis impulsos me guíen hacia ella. Hacia mi bella nocturna. 

Sinaparadise y la maldición del ultimo Lucero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora