Pequeños empujones me despiertan de mi sueño sin sueño. El vacío dentro de mi pecho me duele como si tuviera una llaga en carne viva que fue rociada con alcohol. Mis ojos me duelen de tanto llorar y mis parpados ya están paspados. Los recuerdos de la noche anterior me torturan, todavía los pequeños empujones insisten en que me dé la vuelta.
Envuelta en las sabanas de seda negra de la cama de Gabriel, en verdad no tengo ni la menor idea de cómo llegue aquí, solo recuerdo estando volando en Erwin sobre el cielo nocturno; al darme la vuelta veo a un joven de ojos azueles como el crepúsculo mirándome con dolor. Al verlo no soporto y comienzo devuelta con mi llanto incesable.
-Dime que todo lo que paso fue un sueño, que perdí el conocimiento en la fiesta de Amy, que me dio un coma alcohólico, que me desmaye por presión baja….
-Tany…
-¡DIME QUE ELLA SIGUE VIVA!- grite entre llantos mientras que doy fuertes golpes en el pecho de Gabriel.
-Shhh, tranquila…- me dijo con voz dolida. El recuerdo de él en el castillo las palabras que me había dicho me hiso recorrer un horroroso escalofríos.
-Aléjate de mí- le dije liberándome de sus brazos. – Tú… tú me dijiste que disfrutabas de mi dolor… Tú eres… eres…
No me atrevo a decir las palabras, veo a Gabriel triste mirando hacia sus manos.
-Entiendo si no quieres verme pero he venido a pedirte perdón.- dijo en voz baja, yo me seque mis lágrimas con el dorso de mi mano y me senté en su cama.- Si tú quieres te contare toda mi verdad.
Yo lo mire fijo, viendo si hay signos del Gabriel del castillo. Pero es el mismo Gabriel que me regalo a Erwin… yo simplemente asistí con mi cabeza y él dio un gran suspiro y me miro fijo a los ojos.
-Mis padres, eran grandes guerreros, ellos tenían una ideología sobre ciertas criaturas, hermosas pero peligrosas, muy parecidas a los humanos. Seres que vivían en el medio del bosque… ellos creían que eran demonios que entraban a Sinaparadise, y de hecho no se equivocaron. Ellos fueron encontrados muertos en el medio del bosque y cuando los vi, ese mal en mi despertó, y golpee a mi hermana, porque me sentía irritado al ver su tristeza pero a la vez lo gozaba. Yo tenía quince años, cuando sentí que la bestia despertaba.
>> Huí al bosque y me encontré por primera vez con Cecile, ella me ayuda a controlarlo, siempre desde entonces ella estuvo con migo, siempre me ha ayudado.
>> Todos dicen que tengo sembrada la semilla del mal, pero no pertenece a mi verdadera naturaleza, alguien me condeno así, por venganza hacia mis padres. Siempre arruinare todos los mejores momentos, porque son en esos en los que él quiere salir para hacerlo añicos.
Gabriel habla de su otro yo como si fuera su peor enemigo. Yo me inundo en su historia tratando de comprenderla pero por una parte aún sigue alerta de él.
>> Tuve que liberarla por completo para romper con la fortaleza del castillo de Bashoniath, era la única manera de entrar para rescatarte y te puedo asegurar que fue lo más despreciable a lo que me tuve que enfrentar en mí mismo. Saber lo que él te decía sin poder callarlo, saber cómo te agarraba sin poder alejarlo, quedar completamente sumiso bajo su mando.
>> Te ruego que me perdones…
Él está llorando, sus lágrimas corren silenciosamente por sus mejillas. Al dirigir su mirada hacia mis ojos puedo ver su dolor y su vergüenza. Un nudo se hace en mi estómago por mis nervios de toda la noche y más su historia… sin dudar tomo las grandes y rasposas manos de Gabriel…
-No debes disculparte por lo que eres… y lo que has hecho fue para salvarme la vida y estaré en deuda contigo y con los Guardianes del Norte por el reto de mi vida…- dije entre susurros, Gabriel me acerco más a su cuerpo y me acuno en su pecho envolviéndome en sus musculosos brazos con ternura.
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Sinaparadise y la maldición del ultimo Lucero.
Teen FictionTípica historia que le gustan a las adolescentes solteras que esperan de que un hombre común se comporte como el chico que aman pero esta dentro de un libro.