Homestay [KTHxJJK]

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[JJK]

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Las caricias en mi cabello repentinamente dejaron de sentirse, y la profunda respiración de mi madre me hizo confirmar que, efectivamente, había caído dormida a mi lado.

Suspiré por enésima vez en aquel momento y cerré los ojos intentando retener el llanto que de nueva cuanta quería apoderarse de mi.

Ya no quería llorar, ya no más por hoy.

Sin embargo, aquello fue una guerra perdida, pues cuando menos lo esperé mis ojos nuevamente se encontraban soltando pequeñas lágrimas y mis labios suaves, ligeros, y casi audibles sollozos.

Mis labios temblaban, la mayoría de mi cuerpo lo hacía, mientras mi mente reproducía aquellas imágenes perdidas una y otra vez. Las imágenes anteriormente vividas en mi "sueño". El escenario siendo un día de verano, aquí en Seoul.

Ahora lo recuerdo. Mi madre y yo solíamos venir a visitar a mis abuelos por las vacaciones. Yo, con la emoción de todo niño de 3, 4 y 5 años, acostumbraba convencer a mamá para que me acompañara a cruzar la calle y poder llegar al enorme parque que se encontraba frente al hogar. Mis tardes eran así. Todos los días de los 2 meses que pasábamos en la gran ciudad, yo jugaba en aquel parque hasta que se ocultaba el sol. Era como sentirme libre, rodeado de un montón de árboles y juegos coloridos. Era mi lugar especial.

El primer y segundo verano, mamá se quedaba conmigo y me cuidaba, pero después, al tercer año yo insistí como todo niño grande de 5 años que no necesitaba más supervisión, mamá aceptó convenciéndose a sí misma de que el vecindario era lo suficientemente seguro como para que me sucediese algo malo. Así que, después de decir que no me metiera en problemas y que no me acercara a extraños, me dejó salir prometiendole antes que estaría de vuelta para la hora de cenar.

Y así era, el primer, segundo y tercer día, fue igual a todos. Yo solo, saboreando un helado, mientras balanceaba mi cuerpecito en uno de los columpios que había a orillas del gran parque. Eso no cambió hasta el cuarto día, cuando lo conocí a él. Cuando lo vi a él.

Pequeño, estatura muy similar a la mía, cabellos oscuros que hacían impresionante contraste con su tono de piel, tan pálida, tan sombría y tan delicada. Un niño que sin causar daño a alguien, su debilidad hacia que todos le causaran daño a él.

¿Ese niño...ese niño era Taehyung?

Si, lo era, o al menos eso parecía.

5 días, me costó 5 días apreciarlo desde lejos. Como su mirada perdida y vacía miraba a un punto lejano frente a él, mientras permanecía sentado al final de la resbaladiza con sus piernitas juntas a su pecho y una gran tristeza adueñándose del brillo de sus ojos.

5 días lo miré desde lejos, sin acercarme a él, sin invitarlo a jugar, sin hacer absolutamente nada más que solo mirarlo, hasta que no quedó opción.

"No te metas en problemas, no le hables a extraños, no te pelees con otros niños" Pero ese niño estaba siendo molestado, ese niño estaba llorando, ese niño necesitaba ayuda.

Necesitaba mi ayuda.

Ese día lo conocí, me acerqué a él con un poco de temor agradeciendo que aquellos niños más grandes que nosotros lo dejaran de molestar. El seguía llorando, ocultando su carita de todo monstruo humano que lo pudiera dañar.

─T-tranquilo...─Susurré después de que lo vi temblar  ante mi repentino toque en su hombro─Está todo bien...─Murmuré apreciando las marquitas rojas que decoraban su lastimada piel─ Todo esta bien...