Homestay [KTHxJJK]

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Navidad. Una fecha especial.

Una fecha donde la alegría, el amor, la unión desborda en cada partícula del aire. Un día para compartir una deliciosa cena con aquellas personas que más amas, para sonreír, para brindar y para dar pequeños detalles alrededor de un bonito y luminoso árbol navideño.

Simplemente un perfecto día lleno de calidez familiar y buenos deseos repletos de prosperidad...

Al menos eso era lo que él leía en los artículos sociales pues no recordaba algún año en el que ese espíritu navideño haya llenado su hogar, no al menos uno donde él estuviera presente.

─ ¡Eres una completa basura! una completa mierda ¡¿Cómo pudiste dejar que se enterara?!

El enésimo golpe llegó a su cara en el área de su quijada y otro más en el costado izquierdo de su estómago, este último terminándolo por doblegar hasta dejar caer su cuerpo al suelo, donde una patada en su espalda baja, llegó.

Sus ojos, esos que habían estado reteniendo las lágrimas, por fin soltaron estas mismas pues el dolor que se había vuelto un poco soportable, al final simplemente le invadió.

Con la vista nublada, el de piel color canela solo podía deslumbrar a su padre andando alrededor de la estancia tumbando y quebrando todo lo que estaba a su paso mientras maldecía a los cuatro vientos al hijo mediocre que últimamente había estado deseando él nunca tener.

─ ¿Qué no puedes hacer nada bien? ─Gruñó, esa frase siendo como un sello en la vida del moreno, una etiqueta que se había fundido en su persona ya hace muchísimo tiempo, y que su padre siempre se encargaba de hacerlo señalar─Eres un pendejo bueno para nada. Un jodido inútil que lo único que hace en esta maldita vida es gastar el aire que todos los demás respiramos. ¡Maldito idiota!─Una patada más en su costilla derecha─Como siempre, gracias a tu maldita capacidad inepta, me tocará hacer a mí las cosas que tu siempre jodes. ¡Imbécil!

Y lo último que sintió el de cabello rojizo anaranjado, fue como aquel ser que le dio la vida le lanzaba uno de los retratos "familiares" que se encontraba decorando una de las repisas, antes de escuchar como sus furiosos pasos dejaban la estancia y posteriormente el hogar.

La soledad que había estado haciéndole compañía los últimos dos días regresó y con ella un doloroso llanto desgarrador que hizo eco en las blancas paredes junto a suaves quejidos que su boca soltaba siempre que la tela de su ropa rozaba con las áreas de su piel lastimada.

Se estaba desmoronando, algo dentro le estaba haciendo saber que no podría más, porque en efecto, él no tenía más para dar.

A movimientos lentos y a pasos arrastrados por el suelo, Min Namjoon hizo llegar su cuerpo frente aquel gran escaparate que era visual en el salón, ese que guardaba dentro distintas botellas de vino que destacaban por su antiguo diseño y fino sabor.

Esa noche 25 de diciembre, mientras afuera las familias disfrutaban de una cálida compañía familiar, él solo se dispuso a beber.

Esa noche, como las dos pasadas, Nam quería olvidarlo todo, quería embriagarse e intoxicar su mente para poder "descansar". Quería sumergirse en sus propios pensamientos y tal vez, solo tal vez, quería tomar aquella última decisión que había estado vagando en su cabeza desde ya hace un buen tiempo.

El solo quería desconectarse del mundo por completo.

(***)