Jugando Con El Amor ||Camren||

Conviviendo con la diferencia...

Lauren continuó trabajando normalmente en la librería de su mamá. Desde la salida de Sarah, la esposa de Felipe y mano derecha de Clara, debido a la licencia de maternidad, la empresaria necesitaba toda la ayuda posible.

Era difícil resistirse, pero ella y Camila decidieron no tocar o besarse mientras estuvieran en Genius. El ambiente aún estaba tenso sobre su revelación, y la delantera sabía que su mamá estaba sentida por no haber revelado esa parte de su vida antes. Hablaban mucho menos de lo habitual y la chica no se atrevió a subir a la sala de su mamá ese martes, como tampoco lo había hecho el día anterior.

Clara observó a su hija trabajando allí abajo varias veces durante el día. Se dio cuenta de cosas que ya sabía desde hace mucho tiempo, como su capacidad para atender a los clientes y fascinarlos con los libros. O la forma en como era amable y muy querida por los funcionarios de la tienda.

Además, la empresaria sorprendió a su hija en varias ocasiones, hablando con Camila. Era evidente el cariño entre las dos. El brillo en sus ojos, las sonrisas en su rostro y el cuidado mutuo.

Ere inevitable para la empresaria pensar que, incluso durante todos sus años de matrimonio con Michael, nunca había tenido esa complicidad con él. Durante el noviazgo hubo mucho deseo, poco después se embarazó de Chris, tuvo que casarse temprano y unos años más tarde, cuando menos lo esperaba, quedó embarazada de Lauren. La vida cotidiana y la rutina, finalmente los alejaron. Y el final de esa historia ya era bien conocida.

Clara estaba tan absorta en sus pensamientos que tardó en responder la llamada de la secretaria.

-Dime Bianca?

-El Sr. Cabello está en la línea.

-Sr. Cabello? – preguntó con duda.

-Drew Cabello – aclaró la secretaria.

-Ah, pásamelo – dijo la empresaria recordando que habían intercambiado teléfonos con el hermano de Camila, después de la maravillosa cena que les había preparado en esa fatídica noche. El muchacho tenía mucho potencial.

-¿Clara? – reconoció la voz ronca, pero agradable del chef de cocina.

-¡Drew!. – dijo sonriendo por su informalidad – Me alegra que hayas llamado. Me preguntaba cuándo tendría el privilegio de disfrutar de otra magnífica cena como el de aquel día.

El muchacho sonrió.

-Estoy a tu disposición – dijo siempre con simpatía – Pero llamé para ver cómo están las cosas entre tú y Lauren.

Después de un silencio incómodo la empresaria se desahogó:

-No creo haberme sentido tan distante de mi hija como ahora. Y lo peor, no sé cómo solucionarlo.

-No te preocupes, todo volverá a la normalidad de a poco. ¿Todavía estás sentida con ella?

-No sé si la palabra sería sentida. Creo que estoy un poco molesta. Yo era o pensé que era la mujer más importante de su vida. Y entonces descubrí que tiene una hermana menor y ahora que está saliendo con tu hermana. ¡Creo que estoy un poco celosa de mi hija! – admitió Clara.

El muchacho apreciaba su sinceridad.

-Creo que eso es bastante común, Clara. Justo ayer escuché a mi mamá quejarse de que Camila ya no se detiene en casa. Solo vive de aquí para allá con Lauren – reveló con una sonrisa – ¡Creo que ustedes ni siquiera están realmente molestas, sino que temen perder sus privilegiados lugares de madres!