Capítulo 25

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Capítulo 25

     La visión de Nicole de lo que debía hacer al llegar a Londres se encontraba caminando bajo una delgada línea roja. Ese Benjamin que observaba no era el que ella había conocido, y si realmente ese era un Benjamin que cambiaba por ella, tampoco quería eso. Miró de reojo a Benjamin cuando estaban chequeándose en mostradores de los American Airlines. Él le había pedido ser quien chequeara a ambos con el personal de la aerolínea, por lo que no tuvo otra alternativa que aceptar.



     En su cabeza tenía aun varias preguntas que le inquietaban. Una de ella era el misterio que se traía en esa pequeña maleta que le había visto desde que se había reunido con un amigo que había ido a la subasta en su nombre y había conseguido su famoso cuadro de Rembrandt. Él sólo se había limitado a sonreírle y decirle: "A su tiempo te lo diré... Es una sorpresa".



     Pero, ¿qué sorpresa podía tenerlo tan misterioso? ¿Y por qué a ella le interesaba saberlo?



     Respiró hondo, obligándose a olvidar todas esas odiosas preguntas e ignorar el deseo de conocer esas respuestas.



— He pedido la ventana para ti...—le expresó al entregarle su tarjeta de embarque—. Y aquí tienes el ticket de tu equipaje.

—Gracias, no debiste molestarte...

—Sabes muy bien que no es una molestia para mí.—le sonrió y le pidió que le siguiera. Era momento de hacer inmigración y dirigirse a la puerta de embarque, mientras de esa manera ella le decía adiós a Chicago y a todos los recuerdos que le había dado.



     El embarque fue más rápido de lo que pensaba que sería. Nicole se sentó en su asiento y Benjamin luego hizo lo mismo en el suyo. Un nuevo viaje los unía por ironía de la vida. Pero en esa ocasión, no podía mostrarse como la Nicole que  él había conocido. Sus murallas se habían derrumbado, y a causa de eso, él había conocido a la verdadera Nicole. Algo que había sido reciproco.



      Ambos se habían abierto y mostrado al otro sin ninguno haberlo planeado con anticipación.



—¿Nerviosa por el retorno? —le preguntó Benjamin, al observarla pensativa, mientras miraba hacia su ventana, después de que la jefa de cabina había retirado sus bandejas.

—Un poco...—admitió, aunque prefirió omitir la verdadera razón— Sólo pensaba en nuestro trabajo aquí... Espero haber logrado el objetivo de tu padre.

—Pues señorita Parker, si lo ha olvidado, mi padre tomó la mejor decisión al enviarle. Lo has hecho muy bien... Ahora, de seguro, se le ocurrirá inmiscuirte más en los viajes de negocios.

—Agradezco su confianza...

—¿Pero? —le miró fijamente, al interrumpirla.

—Simplemente soy una empleada... Tienen un gran equipo de trabajo, cualquiera de ellos está capacitado. Les asombraría... Por ejemplo, Marcus Evans.

—¿El de departamento de comercialización?

—Exacto... Tiene muy buenas ideas. Les asombraría...

—Podría tomar tu palabra y decírselo a mi padre...Aunque estoy conforme teniéndote a mi lado formando parte de mi equipo al viajar... ¿O no te parece que hemos sido un gran equipo?



     Nicole sonrió un poco.



—Sí lo hemos sido...

—Muy bien, me alegra escuchártelo... Voy a descansar un momento. El viaje es largo...Deberías también descansar...

—Sí, tal vez haga lo mismo...—expresó, sin embargo, después que había observado a Benjamin cerrar los ojos, volvió a mirar hacia su ventana.



    Se sentía inmersa en un sentimiento que no había esperado encontrar. Recostó su cabeza en su asiento sin dejar de mirar hacia su ventana, sintiendo aquel agujero que crecía dentro de ella. Mientras una lágrima trataba de recorrer en su rostro.



—Sabías muy bien a lo que te enfrentarías... Lo sabías, Nicole... No es momento de verse débil...—se expresó en silencio y cerró sus ojos, esperando que pronto aterrizaran en Londres y poder separarse de él. Y de esa conexión que le golpeaba, porque le hacía ver que lo amaba.



    Benjamin fue el primero en despertar, antes de que la tripulación diese el siguiente servicio a bordo. Miró hacia donde Nicole y la encontró aún profundamente dormida. Sonrió con ternura, sorprendiéndose a sí mismo, al ser testigo de cómo ella había derrumbado su soberbia y arrogancia, y había tocado su vida.



—Espero que mi sorpresa te haga ver mis verdaderos motivos...—se expresó en silencio—. Sólo estoy intentando mostrarte mi arrepentimiento y mi agradecimiento. Ojala pudieras ver cómo has tocado a mi vida...—sonrió perplejo de sí mismo—. Y que eres lo que necesitaba. Alguien que golpeara mi egocéntrica manera de ser... Me has motivado a cambiar, no tan solo por ti... Sino porque me has hecho ver lo desagradable que era... ¡Cuánto desearía poder rozar tu rostro! he estado tan tentado de hacerlo tanta veces... Pero comprendo que estaría pasándome de la línea y esta confianza que he conseguido en ti, se disiparía y desaparecería y... No volvería a tenerte de esta manera...


—Lord Aldrich, ¿desea algo para tomar? —le expresó la jefa de cabina cuando empezó el último servicio a bordo.

—Una taza de café, gracias...



     Nicole se despertó en ese momento, encontrándose de nuevo con sus ojos. Le sonrió, al darle los buenos días, y le pidió a la jefa de cabina una taza de café para ella también. Sólo quedaba menos de dos horas de vuelo. Y el final de ese momento estaba cada vez más cerca.



     ¿Podrían callar sus sentimientos por mucho más tiempo? ¿Podrían permitir que terminara todo entre ellos antes de empezar?

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Una vez más, gracias por sus votos, comentarios y lecturas... Cada vez estamos más cerca del final y de lo que sucederá entre ambos. ¿Les ha gustado este capítulo?


Un Insoportable Caballero ( 3er libro Serie "Un Cambio Inesperado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora