Una semana, una semana ya a pasado desde que me enteré quien me violo. Una semana a pasado desde que fui a conversar y hacer un acuerdo para destruir a Regan. Una semana a pasado desde que no dejo de salir de casa para entrenar y justamente hoy se comple el primer mes que estoy en este lío.
Mientras escuchaba música y hacia un par de sentadillas en aquel gimnasio de la bodega me di cuenta que en la puerta se encontraban muy cercanos Khia con Adam—cabe decir que los dos estaban muy sonrientes– y se veían muy a gusto con la conversación que estaban entablando. Sonreí al imaginarlos juntos y a la vez me aterraba ya que, bueno, Adam puede ser muy bueno pero la mayoría del tiempo es una mierda y esta semana la chica me a demostrado con hechos que no es malvada, ni rencorosa, ni superficial pero eso no quita el hecho de que sea una verdadera perra si así se lo propone.
Seguí con lo mío hasta cuando sentí una mano estrellarse contra mi trasero al momento de acomodarme y sin esperar un segundo me di vuelta a encarar al chico y le di una cachetada que hizo que todo el lugar quedara en completo silencio y que todos los que estaban ahí nos miraran expectantes.
—¡¿Quién carajos te crees que eres?!—. pregunté mirándolo directo a los ojos
—No deberías hacer eso estando rodeada de hombres, nos dejas caliente—. respondió con una sonrisa
Su tez era blanca, su cabello negro azabache, sus ojos color marrones y me sacaba un poco más de una cabeza.
—¡¿Y a mi que me importa que sean unos hormonales de mierda?!—. volví a preguntarle
—Nada, pero al menos yo me quite las ganas—. dijo mordiendo insinuosamente su labio inferior
Mis puños se cerraron de golpe y eché mi cabello hacia atrás mientras daba un par de pasos hacia donde el estaba.
—¿No harás nada?—. escuché que le preguntó Khia al chico a su lado
—No, no— sentí como negó—. Mira lo que hará.
Al momento que llegué frente al chico mi puño sin rechinar chocó contra su cara haciendo que este perdiera el equilibrio dándome oportunidad para acercarme nuevamente y golpearle su entrepierna logrando que cayera de golpe al suelo. Todos soltaron una maldición cuando vieron la cara del tipo en el suelo con el labio roto y llena de dolor para segundos después todos echarse a reír.
—¡La puta ama!—. escuche como alguien grito desde algún punto
—iElla no lo sabe, pero será mi esposa!—. grito otro
—Les dije que no se metieran con ella, es peligrosa—. soltó Adam llegando a mi lado
Le lance una mirada desafiante y me dirigí hacia los camarines escuchando elogios y sintiendo unas cuantas palmaditas en mis hombros y espalda. Cuando llegué me asegure en cerrar la puerta con llave y meterme a bañar tranquilamente para minutos después abandonar el lugar limpia y con ropa cómoda.
—¿Por qué no entrenaste hoy?—. le pregunte a la chica que me estaba esperando fuera de la bodega
—Hoy no me siento bien, creo que debería tomar un par de medidas con lo que es entrenamiento, alimento y horarios de sueño—. replicó dando un gran bostezo
—¿El viejo te explota mucho?—. inquirí con el ceño fruncido
—No es que lo haga con consciencia pero Adam, yo y el chico al que golpeaste somos los únicos que les tiene confianza y es por eso que tenemos que estar aquí cuando el nos lo pida—. explicó mientras caminábamos hacia la calle
—¿Al que golpeé?—. inquirí incrédula
—Si, es un completo imbécil pero es de confianza y solo actúa así por molestar, pero por lo general no llega a esos extremos— respondió algo pensativa—. Su nombre es Tomás, por cierto.
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Destruidos.
Novela JuvenilClairo era una chica la cuál vivía de las drogas y aquellas sustancias que te van matando con ese mismo fin, morir. Matthew era un chico igual de destruido que ella, con demonios dentro intentando ignorar todo tipo de inestabilidad y a eso recurre a...