Destruidos.

capítulo once

Desperté alrededor de las 9:00 a.m con mi cabeza hecha un lío, me acosté con millones de pensamientos y me levanté de igual forma. Abrí mi mente por completo para ver hasta la más mínima posibilidad de cada cosa, de cada cuestión que se viniese y así ver distintos puntos de vista en todo sentido.

Lo que hice fue un acto que para mi fue de valentía pero sólo lo comparto yo ya qué no pensé en que pasaría, no pensé en lo que realmente sucedería desde que acepte aquel trato. Debo admitir que si supe que no sería fácil del momento en el que nos sentamos en aquella mesa pero da igual en estos momentos, ya estoy dentro y no saldré hasta que lo termine.

Me levanté, saque ropa cómoda y caminé descalza hasta el baño donde refresque mi cuerpo, lave mis dientes, me peine y me vestí. Luego de eso ya estando vestida fui a la sala y esta estaba desierta, caminé hacía la cocina y de ahí saqué un limón, lo corte y le eche sal a los dos trozos para dejar uno ahí y el otro llevarlo hacia mi boca mientras caminaba nuevamente hacia la sala. Me senté en uno de los sillones individuales detallando nuevamente el apartamento, estuve así unos minutos hasta que mi vista se centró en algo y era nada más y nada menos que el equipo de música. Si piensan lo que yo estoy pensando en estos momentos es que tienen un poco de Clairo en su interior.

Por qué sí, en este momento me estoy dirigiendo hacía el equipo con mi teléfono para conectarlo y poner la música al 100, sin importarme los vecinos y mucho menos el ser que duerme plácidamente en el otro cuarto, quería joderlo sólo poquito, aparte no es tan temprano son casi las 10 y es domingo así que no hay peligro.

Traficando rimas.

Conecté mi teléfono al equipo y coloque Medicine de Harry Styles, me asegure de que estuviera al 100% de volumen y comenzó con esos sonidos en la guitarra y batería.

Separe rápidamente los sillones dejando la sala libre de obstáculos y comencé a bailar de una jodida vez haciendo que mi cintura se moviera acordé a la música mientras también movía mi cabeza de un lado a otro al mismo tiempo que daba pequeños saltos por toda la sala disfrutando el sonido y sobre todo la letra que me brindaba aquella canción que por cierto, deberían escuchar.
Seguí así hasta que sentí un portazo, supe enseguida de quien se trataba y por un segundo mi cuerpo reaccionó haciendo que de un brinco sobre mi lugar ya que eso me descolocó de lo que estaba haciendo pero no duro ni siquiera un segundo cuando me volví a incorporar y volví a moverme al ritmo de la música pero tristemente no duro mucho ya que la música paro en un segundo.

Deje de saltar y de tararear y gire sobre mis talones para ver a Matty (nótese la ironía) furioso y con la respiración agitada mirando hacia mi dirección, nos miramos por un par de segundos, el parecía el diablo en persona, la vena de su frente y cuello no desaparecían, su respiración estaba igual de agitada que hace unos minutos y su ceño esta levemente fruncido. En cambio yo lo miraba burlona, con una sonrisa inocente en mi rostro y no hacía nada más que copiar las muecas que el hacía sólo para fastidiarlo un poco más.

—Me tienes cabreado—. soltó por sorpresa

—¿Cómo?—. pregunté haciéndome la desentendida y mirándolo inocente

—Eso, no llevas ni siquiera 24 horas aquí y ya me tienes cabreado, ¿Así te levantas todos los días? Pareces una mojigata de 14 años—. refuño entre dientes

—¿Que querías que hiciera? estabas dormido— hice un puchero para ocultar las ganas de reír

Sí, soy una verdadera perra que podría morir en unos minutos más.

—¿Y yo hubiera ayudado en qué?— preguntó ido—. Hubieras estado igual de aburrida, a mi no me jodas.

—No, tendría con quien hablar—. caminé hacia el y le quite mi teléfono