2 | † Standford †

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Las palabras de aquella anciana provocaron escalofríos por todo mi cuerpo.

—Estás advertida chica. —Susurró de nuevo en mi oído.

Luego de esas palabras, la anciana comenzó a caminar con completo tranquilidad hasta alejarse lo suficiente de mí.

Comencé a dar unos pasos más hasta adentrarme al instituto, y al estar ahí, mis escalofríos aumentaron.

Todo el lugar estaba muy frío.

—Debí haberme puesto un abrigo. —Dijo Josh mientras se acercaba hasta mí.

—¡Oh! Lo siento, el lugar debe permanecer así de helado, es por el bien de los pacientes. —Habló la anciana adelante de nosotros.

De inmediato volteé a mirar a Josh, su cara estaba en estado de shock, al igual que la mía.

¿Pero qué demonios? Fue lo único que se me vino a la mente.

La anciana dió unos cuantos pasos más, haciendo que Josh y yo pudiéramos hablar sin ser escuchados.

—Creo que no fue buena idea venir a este lugar después de todo. —Le susurré a Josh.

—¿Por qué? El lugar es lindo, no se ve en malas condiciones. —También me susurró él.

Despegué mi vista de él, y comencé a observar todo con gran detalle, y era verdad; el lugar era demasiado moderno a pesar de la mala fama que se carga.

En algunos puntos se podía observar lo dañado de las paredes y como el moog comenzaba a salir.

—Es lindo, sí. Pero me dan muchos escalofríos... Aparte, tú viste como se ve el lugar de madrugada Josh... Luce aterrador y da mucho miedo.

—Eso no te lo voy a negar Anne... Pero vamos, no creo que acá adentro te dé miedo, todo está en orden.

Solté un pequeño suspiro, y luego asentí, tal vez sólo eran nervios míos.

Sí, sólo eran nervios, eso quería creer.

Dejamos de hablar, y comenzamos a perseguir a aquella anciana.

La anciana llevaba puesto un pantalón holgado verde, con una gran bata del mismo color.

—¿Les gustaría pasar a mí oficina? ¿O prefieren que vayamos al jardín? —Nos preguntó la anciana.

Josh no le prestó atención alguna a sus palabras, por lo que me debí en la necesidad de yo responder.

—Hace un poco de frío, me gustaría que fuera en su oficina, claro, si no le molesta.

—No, por mí está bien.

Ya no dije nada más, y me dispuse a caminar en silencio junto con la anciana.

Llegó un punto en donde tuvimos que comenzar a caminar por un largo pasillo.

Era un pasillo demasiado largo, a los extremos habían puertas blancas, en la parte superior de éstas, se encontraba una pequeña ventana.

Las paredes eran color beige.

Dejé de mirar hacia enfrente, y mi mirada se fijó en las puertas blancas, habían personas asomándose por las pequeñas ventanas.

Eran hombres y mujeres, en sus rostros se podían ver unas grandes ojeras.

¿Debería sentir lástima?

—Pasen, pasen, es por acá. —Volvió a hablar la anciana sonando un poco amable.

Ella se detuvo en una puerta el doble de ancha que las anteriores, también era blanca.

S H A W N. - [Tomo I] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora