17 | † Sabor metálico †

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Los minutos pasaban tan lentos, ¿Qué demonios estaba haciendo Anne con otro paciente?

La simple idea de pensar que ella pudiese estar conversando y riendo con alguien más me daba escalofríos.

¡¿Qué diablos hacia con alguien más?!

La tonta de Holly no me dió más explicaciones, simplemente me trajo al cuarto amarillo.

«Espera a que vuelva» Dijo con su voz irritante y después salió de la habitación.

Por primera vez, no me encuentro atrapado con esa fuerte bata que me quita mi oxígeno.

Simplemente tengo las esposas en mis muñecas.

Las miro por minutos, me imagino sientos de cosas, cosas que podría hacer con aquellas esposas...

Puedo atarla a la pared...

Puedo mantenerla acorralada en un oscuro rincón...

Puedo...

La puerta se abre.

Levanto mi mirada, y ella entra con una carpeta roja, su mirada se fija en mí.

Ella se queda inmóvil por segundos, y es cuando yo hablo por fin. —Hola Anne. —Sueno animado.

Su rostro se ilumina.

—¡Shawn! —Me da una sonrisa de boca abierta, mostrándome sus casi perfectos dientes.

Y digo casi, porque esa perfección se fue hace mucho...

Ella se intenta acercar a mí y en cuanto me ve esposado se detiene.

Me analiza de cuerpo completo, y luego mira mis labios y mejillas.

Aún hay ematomas en éstos, aún duelen, y duelen más cuando los toco.

—No sabía que llegabas hoy....

La miro serio.

—...sabía que llegarías en estos días, pero no me imaginaba que fuera hoy. Quisiera decir que sus palabras salen tan reales, pero en realidad no lo es.

Hay presión en éstas mismas por lo cual lo único que logró captar son palabras llenas de falsedad.

Mentiras salidas de su linda boca.

—No te culpo, yo tampoco creía que saldría hoy... Pero, ¿No te alegra mi regreso Anne? —La miro con inocencia.

Ella me vuelve a sonreír, y asiente con la cabeza.

—No sabes cuánto te he extrañado Shawn. —Ella suena tan feliz.

Ella se aleja de mí, guarda aquella carpeta roja y saca una libreta de alguna parte de su escritorio.

Se acomoda bien en la silla, y suspira. —Bien, supongo que no querrás hablar de lo sucedido ¿Cierto?

—En realidad quiero hacerlo.

Abre sus ojos, y luego anota algo en su libreta.

—Te escucho.

—Aquella señora era mala conmigo, sabes, ella era muy seria, ella me obligaba a tomar pastillas ¡A todas horas! Intentaba decirle que eran muchas por un solo día, y ella me ignoraba... —Me acerco hacia la esquina izquierda del sillón, me estiro un poco hacia Anne, y susurro: —Creo que era cómplice de Holly.

—¿Por qué lo dices? —Se muestra alarmada.

—¡Por Dios, Anne! ¡Esa estúpida me azotó contra la jodida pared hasta desangrarme!

S H A W N. - [Tomo I] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora