6 |† Matarte linda †

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Poco a poco fuí sintiendo más movilidad en mis brazos.

Al fin estaba desatado, se sentía tan bien aquella sensación de libertad en mis extremidades.

-Listo. -Pronunció Anne con temor.

Pero por qué tenía miedo, yo aún no le hacía nada, nunca pude.

Saqué mis brazos de la camisa de fuerza, y luego levanté mi cabeza para poder mirarla a los ojos.

Los ojos de Anne se veían muy brillantes, no estaba muy cerca de ella, pero sus ojos se parecían mucho al mismo color que lo míos.

Color miel.

-Muchas gracias Anne, ahora como lo dije antes, te mostraré el castigo más fuerte.

Al quitarme la camisa, obviamente traía la bata azul, así que con mucho cuidado, bajé una parte de la bata.

Haciendo que se viera parte de mi pecho y hombro.

Al estar descubierta, hice una seña para que Anne se acercara, ella asintió.

Lo primero que vió fueron las marcas de mis huesos, y luego la enorme cicatriz que iba de extremo a extremo.

-Dios... Es muy grande, ¿Cómo dejaste que te hiciera eso tú propio hermano? -Preguntó preocupada.

Bajé la manga, y me volví a sentar en el sillón. -No tenía elección, Luke era un chico muy raro, pero de igual manera ya pasó, eso fue hace años, cuando éramos niños, ahora ya no lo somos, y no estamos juntos.

-¿Sabes dónde se encuentra él? -Preguntó mientras se acercaba al escritorio.

Me quedé en silencio unos minutos.

-¿Tienes caramelos? Muero de hambre, necesito energía para mí día. -Desvíe el tema.

Luke era cosa del pasado, y no me interesaba saber dónde estaba, ni mucho menos hablar de él.

Él era un monstruo para la sociedad.

El lado bueno de todo esto, es que ahora yo hago mis propias reglas.

Ya no hay más compasión con nadie, Luke Michell, dónde sea que estés, espero te la estés pasando de lo peor, y ojalá sea en el puto infierno.

-¿Hambre? ¿No se supone que ya haz comido?

-Lo he hecho, pero no comí lo suficiente, aquellas personas no nos dan la comida que nuestro organismo necesita ¿Por qué crees que se marcan mucho mis huesos? Es por falta de comida Anne... -Fingí tristeza.

Anne se volvió a parar de su escritorio, se acercó a mí, aún con miedo y se arrodilló, quedando en una posición bastante excitante, al menos para mí.

Puso sus manos sobre mis mejillas y me hizo mirarla fijamente.

-Shawn... No digas eso, dime que es una completa mentira...

Punto débil encontrado.

Eres fácil de predecir Anne.

-¿Por qué te mentiría? Y más si lo estás viendo con tus propios ojos, necesito comida Anne... Haz visto como se marcan mis huesos... Pero más que comer, necesito con urgencia salir de este lugar...

Ella desvío la mirada, lo cual me hizo enojar mucho.

Quité sus manos de mis mejillas, y me paré del sillón bastante molesto. -Ya me quiero ir.

-No, no, aún no termina nuestra terapia Shawn... Y... Está bien... Te daré caramelos

Sonreí.

S H A W N. - [Tomo I] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora