CAP. 29 - Fue el color de tu cabello...

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Tengo que contaros algo”, había dicho Erza uniendo sus manos con seriedad. Los cuatro amigos la escuchaban expectantes. Erza inspiró hondo.

— Creo que la explosión sucediera tan cerca de Levy no fue casualidad. Creo... creo que en ese momento descubrió algo muy importante y alguien intentó hacerla callar.

Durante unos instantes nadie habló.

— ¿¿QUÉ?? –Lucy fue la primera en reaccionar–. ¿Y dónde está ahora?

— Está a salvo en la enfermería.

— ¡Puede que corra peligro, Erza! Vamos con ella ahora mismo.

Se levantó de un salto. No podía estarse sentada después de oír que alguien iba tras su amiga. Sorprendentemente, fue Natsu, el más impulsivo de todos, quien la tomó del brazo para hacerla sentar de nuevo.

— Luce –hablaba con una seriedad inusual en él–, escuchemos lo que tiene que decir.

Titania respiró hondo y les contó todo lo que le había dicho aquella persona. Se mordió el labio mientras esperaba a que sus amigos procesaran lo que acababa de decir.

Era comprensible. Ella también quedó impactada cuando él se lo dijo...

• • •

[ Unos minutos antes... ]

Erza Scarlet cerró suavemente la puerta de la enfermería. Aunque aún eran aproximadamente las 7 de la tarde ya estaba muerta de sueño, aunque en su defensa había sido un día muy intenso. Sacudió los entumecidos brazos e hizo algunos ejercicios de estiramiento mientras iniciaba la vuelta hacia los dormitorios.

La enfermería se encontraba en un edificio anexo a la universidad, bastante cerca del de los dormitorios, por lo que estaba silencioso y los pasillos desiertos.

Erza estaba bostezando por trigésimo novena vez cuando sintió un tirón en el brazo. Puso todos sus sentidos alerta y el tiempo pareció detenerse.

Si hubiera sido cualquier otra persona la hubieran metido en el aula de golpe, pero Erza era Erza. No todo el mundo contaba con los reflejos, la preparación y la condición física de Titania.

Durante ese instante se preguntó qué debía hacer. Podía soltarse de un tirón, podía arrancarle el brazo a esa persona, podía crear una espada y darle un buen susto... Sin embargo había visto un destello de cabello azulado por el rabillo del ojo.

Eso lo cambiaba todo.

Apretó los dientes y tomó su decisión. Fingió haber sido sorprendida y dejó que Mistgun tirase de ella hacia el aula vacía y cerrase la puerta desde dentro.

Se miraron a los ojos. Tenía razón, era Mistgun. Aunque estaba vez tenía los ojos marrones. Había jurado que la última vez los tenía azules, aunque no podía ser Jellal.

Él estaba muy lejos de allí.

— Erza –Mistgun sonreía de lado en una convincente expresión de alivio–, eres tú por fin...

— Fuiste tú.

— ¿Qué?

— Tú provocaste la explosión, ¿verdad?

Mistgun aún tuvo la cara dura de hacerse el sorprendido.

— ¿Qué dices? ¿De qué explosión hablas?

Erza sintió sus manos temblar. ¿Cómo se atrevía? ¿Cómo podía herir a su amiga, tomar el aspecto de su novio y jugar a hacerse el inocente?

— ¡DEJA DE FINGIR! –explotó al final.

Ese es mi Imbécil ||Nalu|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora