CAP. 34 - ¿Me estás leyendo la mente?

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Lucy alisó por última vez los pliegues de su falda antes de mirarse en el espejo. Se había puesto para la cita una falda plisada de suave color salmón, una camisa blanca metida por la cintura y un cinturón oscuro en el medio.

Se agachó para coger los tacones... y los volvió a dejar al lado del espejo. Natsu había insistido en preparar él la cita, por lo que Lucy literalmente no tenía ni idea de qué se iba a encontrar. Intentaba ser positiva, en serio, pero cualquiera que conociera a Natsu tendría motivos de sobra para ir precavido.

Sin pensarlo demasiado, Lucy buscó en su armario un momento hasta encontrar unas zapatillas cómodas y las encantó para que parecieran botines. Así podía correr y estar divina al mismo tiempo.

Privilegios de la escuela de magia.

Además, se había lavado y planchado el cabello con un ritual especial que encontró en un libro de hechizos que le llevó más de hora y media. Aún así los resultados eran espectaculares.

Bueno, casi, pensó soplando el único mechón rebelde que le había quedado, pero no disponía de otros 20 minutos para buscar un contra-hechizo y volver a intentarlo; ya iba tarde a la cita con Natsu.

"Cita con Natsu" repitió en su cabeza despacio, paladeando cada letra. Sentía unas ganas intensas de chillar y arrojar cosas al aire de emoción pero eso echaría al traste su plan de salir de hurtadillas. Cogió su bolso de la silla, abrió la puerta y salió sin hacer ruido.

Aries, el espíritu celestial, la esperaba frente a la puerta principal.

— ¿Están...?

— Sí, ya se han dormido –baló Aries frotando las pezuñas–. ¿Cuánto quieres que duerman, ama? ¿Meses, años...?

— ¿Qué? –Lucy cerró los ojos y contó hasta tres para no gritar–. Cielos, Aries, no. Unos minutos al menos, hasta que salga del edificio sin que me vean.

Aries escondió la barbilla en una mullida nube de lana rosada. Parecía avergonzada.

— ¿E-entonces no era tu plan sumirlas en un sueño tan profundo del que nunca despertarían?

Dejó de actuar cuando vio que a Lucy le faltaba el aire y sus mejillas empezaban a tomar cierto tono pálido.

— Era broma. Se llama sarcasmo. Me lo ha enseñado Loki.

— ¿¡Que te lo ha enseñado Loki!?

En ese momento Erza, quien estaba tumbada en el sofá con una nube rosa en la cara, gruñó en sueños. Lucy decidió que eso no iba a estropearle la tarde ni de broma.

— No te estás riendo. ¿No te ha hecho gracia?

Aries se veía a punto de llorar. Lucy suspiró y abrió la puerta.

— Ha sido tronchante, pero me río por dentro para no estropear el maquillaje. Sigue practicando. ¡Y gracias por ayudarme!

Al parecer la "ironía" no se la había enseñado Loki todavía, porque Aries sonrió feliz y se despidió con la mano deseándole suerte con Natsu. Lucy cerró la puerta sigilosamente, pensando que iba a necesitar toda la suerte que pudiera.

• • •

Natsu la esperaba en los jardines de la universidad.

— Estás guapísima –le dijo nada más verla.

Ella hizo una pequeña reverencia y él se echó a reír. Le dio un leve escaneo con la mirada; Natsu se había arreglado ligeramente, con unos vaqueros, unos trainers y una camiseta negra apretada. Unas cadenas de hielo, probablemente idea de Gray, tintineaban en su pernera al andar.

Ese es mi Imbécil ||Nalu|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora