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Si a Jungkook los cálculos no le fallaban, habían pasado ya dos horas desde que estaba como un completo intruso en casa de los Jung. Incluso tomó una pequeña siesta por lo cual estaba algo adormilado. Y gracias al enorme reloj de la sala, sabía que ya pasaba del medio día.

Había olvidado pedir su celular a su madre. Típico que se le olvidara algo tan importante, si lo tuviera, podría llamar al castaño. Y hasta que se encontraba sólo en la enorme casa, fue cuando lo recordó.

Una de esas cosas negativas en las que empezó a pensar dado su tiempo libre, era que Taehyung podría no aparecer o que Hoseok llegara antes que él.

Una vaga idea aparecía por su cabeza; regresar a casa. Podía esperar a ver a Taehyung en el Instituto, pero la voz que siempre diambulaba cuando se encontraban en tanta tensión lo manipulaba diciéndole que se quede, que espere por él.

Se revolvía inquieto sobre su asiento, y ante la desesperación se levantó y empezó a caminar de un lado a otro de la sala. Pensaba en las posibles formas de confesar sus sentimientos.

Se dispondría a practicar, ahí, ante el mortífero silencio de una casa ajena.

—Tae, me traes loco... —Se rió de sí mismo por lo divertido que sonaba. Y giraba el rostro para asegurarse que nadie le viera, lo cual era estúpido ya que estaba sólo. —No no, se burlará de mí. Ya sé —Se puso una mano en el corazón. —Mira, late por tí —Soltó una carcajada dejándose caer al suelo. —Me estoy volviendo loco... ¿Porqué es tan difícil? —Preguntó para sí mismo. —Él se veía tan guapo cuando lo hizo...

Se sobresaltó al escuchar a alguien limpiando sus zapatos en el tapete del otro lado de la puerta, el tintineo de las llaves le hizo abrir los ojos. Alguien había llegado. Comenzó a entrar en pánico sin saber que hacer.

Se levantó del suelo en un movimiento, y como si se tratara de la carrera del festival deportivo de hace una semana, corrió a toda prisa, subió las escaleras de dos en dos y llegó hasta el largo pasillo. No se detuvo a observar quién era, porque lo suyo no era ser sigiloso y si resultaba ser cualquier miembro de la familia, ajeno al de su interés los cosas se pondrían feas. Se fue a la segura y decidió entrar al cuarto de Taehyung.

Sin querer al entrar, chocó con una mesilla tirando una pequeña lámpara que reposaba ahí mismo. Para su mala suerte, el ruido lo pudo haber escuchado toda la manzana.

El corazón le iba a mil, y cuando eso ocurría más se entorpecía. Miró por todo lados, y abruptamente se metió dentro del closet cerrando las puertas con cuidado.

—Ahora sí parezco un acosador... —Susurró.

Si era Hoseok, daba por fallido el plan. Seguramente con lo enfadado que estaba, le llamaría contándole todo a su madre y esta le castigaría; no le dejaría salir por el resto de su vida.

Alguien entraba a la habitación, cerró los ojos con miedo a ver de quién se trataba. Al no escuchar ni un sólo ruido, abrió poco a poco los ojos. Su corazón dió un brinco al ver através de la puerta esa melena castaña y alborotada.

Quedó embobado al ver a Taehyung con traje. Le quedaba perfecto a su figura, dejaba ver lo ancho de su espalda y su altura no hacía más resaltar todo en conjunto. Con ropa casual, o elegante, resaltaba y mucho.

Suspiró, y confirmó una vez más que estaba enamorado. Se dispuso a salir de su escondite, y una gran razón le hizo detenerse.

Tragó saliva de lleno al ver a Taehyung aflojarse la corbata, quitarse el saco y comenzar a desabotonar su camisa.

<<Oh, oh...>>

Ahí estaba, ese torso perfecto a metros de él. Su abdomen era donde más se postraban sus ojos, su pecho era ancho y deseaba tomar siestas en el por el resto de su vida. De pronto comenzaba a sentir un calor tremendo dentro de ese pequeño closet.

 TONTOS [TaeKook/VKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora