Un Pasado Oculto: "Gesta Forjada en Fuego" (Libro 2) [Eldarya]

Capítulo 23: "Una inesperada llegada"

»Todo partió cuando era un joven marinero, siempre había adorado el mar, como mi padre antes de mi padre y él antes de su padre. Nunca me había enamorado, nunca creí en el amor tampoco; sobre todo, las especies como nosotros, siempre fui reacio a ello, pero nunca negué recibir cariño de mujeres.«

»Reconozco que fui irresponsable, muchos me recriminaron aquello, pero a mi no me importaba, y una vez, cuando llegué a un puerto, en una ciudad cuyo nombre no me acuerdo, conocí a una ninfa que los nativos llamaban oráculo.«

»Aquella mujer era hermosa y sensual, no tuve que cortejarla, mas bien, fue ella que se acercó a mi, y aquella noche, luego de perder la cordura por el alcohol, vivimos una noche de pasión, aquella ninfa llamada Alysia, y en la mañana siguiente zarpé a alta mar cuando los negocios habían terminado.«

»Luego pasaron más de 5 mil años, estaba acostado en una hamaca en una isla para recoger mercancía, cuando me llegó una carta, quedé paralizado, no sabía qué hacer, y recordé aquel nombre y lo que sucedió aquella noche... las fechas coincidían, todo coincidía y Berta, mi mano derecha, fue mi confidente, me acompañó hacia aquella ciudad en vano, luego por todos los lugares donde otros oráculos deberían estar, pero todas habían muerto de forma extraña... como si ellas fueron desaparecidas del mapa... todas ellas, fueron vistas por última vez con una mujer de blanca cabellera«

Sion alzó la mirada al escuchar aquello, un frío recorrió su espalda, mientras aquel sidhe miraba hacia el cristal azul, veían como rascaba su corta cabellera dorada, mientras que Damian bajaba la mirada.

—Entonces Alysia lo más probable que haya muerto por Cassandra, ¿no?—, Sion tocó el hombro de su fiel amigo, y miró a Neil que suspiraba cansado

—Lo más probable, pero ahora... ¿Cómo haremos para decirle a Altaír sobre Neil?—, el aludido miró a aquel semidiós y sus ojos mostraban cansancio y dolor, tenía esperanzas de conocerle, pero tenía miedo, miedo a que él le rechazase.

—No es necesario que le digan que soy su padre... yo con conocerle, quisiera ser yo que le dijese en su tiempo...—, respondió aquel sidhe colocándose de pie, y mirando a aquel ninfa, añadió—¿Me podrías decir quien es mi hijo?

—Está bien... a estas horas debe estar en la cantina, sígueme...—, señaló el aludido con un movimiento en la cabeza, y éste mirando a aquel semidiós, añade—¿Nos vemos después?

Sion sonríe dando una reverencia, al ver como ambos abandonaban la sala de cristal y rascándose el vientre, realmente debía ir a comer, ya se había saltado el desayuno y si Suhail se enterara, lo mataría.

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Altaír estaba en la cantina, saboreando su trozo de carne con gran felicidad, su intensa búsqueda en la biblioteca fue en vano, por más que buscara, no sabría quien era su padre, y eso, ya no le importaba del todo... tenía a Damian, tenía a Sion y sobre todo, tenía a Damaris, y eso era lo único que le importaba.

—Lo único que quiero es un poco de paz... el almuerzo es mi único momento donde no tengo que preocuparme de que ese elfo intente algo con mi niñita y donde esa niñita no me molesta con sus dramas... y ahora... ¡me interrumpes mi paz!—, Altair dio un respingo al escuchar aquel arrebato del enano que estaba a su lado, y suspirando, él sigue comiendo su alimento en silencio, ¿Por qué de todo este lugar habían decidido estar sentados aquí?