Un Pasado Oculto: "Gesta Forjada en Fuego" (Libro 2) [Eldarya]

Spin-Off: "El amanecer dorado..."

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━━ ◦ 6000 a.C. - Isla de Creta ◦ ━━

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Fue la guerra que desunió a la nación, fue lo que hizo que todo humano desesperado por ganar, aquella vez que todo se veía perdido cuando una ninfa de verde cabellera caminaba por el río que llegaba a la playa, su pierna estaba ensangrentada, debido a una espada del enemigo que la había encontrado.

Un humano, que creía que la sangre de las potámides curaría cada enfermedad, lo cual no era cierto, sus facultades curativa solo servía si se sentían protegidas, y esos crueles seres ajenos a sus deidades, no lo entendían.

Sentía como su vida corría peligro, sobre todo con esos infieles correr tras ella, peligraba, y sentía que pronto todo iba a terminar y se odiaba, no quería que su vida fuese en vano, no quería que acabase así.

Escuchaba los silbidos de esos hombres, y ella no entendía que querían de ella, sintiendo desesperación al sentir una flecha en su pierna izquierda, cayó de rodillas al suelo.

—No... por favor... ¡Dioses del Olimpo! ¡Sálvenme de esta miseria!—, alzó su mirada, con lágrimas en los ojos, el río se estaba ya secando, cuando sintió las risas macabras de esos hombres, se volteó temerosa, y cuando ellos iban a arremeter con su hacha contra ella, cerró los ojos con temor esperando que las moiras cortaran sus hilos, sin embargo, al mismo tempo que un resplandor la cegó, ese momento nunca llegó... su muerte nunca llegó...

—Puedes abrir los ojos, esos infieles ya no te molestarán...—, de repente, sintió una gentil mano sobre su hombro, alzó su mirada a quien le había hablado y un hombre de corpulento cuerpo y azulada mirada la veía con gran devoción—Ven... sé mía y serás la reina de toda Creta...

Ella no supo que fue lo que le impulsó a aceptar aquella propuesta, pero al tomar la mano de aquel ser, sintió como su cuerpo se sanaba milagrosamente, y en ese momento, ella fue alzada por el Dios de la Guerra, y así fue que Lea perdió su pureza por un amor fortuito.

Al día siguiente ella fue coronada, y abandonada por Ares, que al cumplir su promesa, desapareció en las colinas de las nubes, dejando en la Tierra a Lea y a su pequeño hijo Ezio, que tenia en el vientre, el nuevo príncipe de Creta.

A los pocos años después, de una ciudad aledaña, unos nobles se acercaron a ese castillo, pelos platinados y ojos azules como el océano, eran de la raza de las ninfas de Apolo, aquellas que predecían el futuro bajo el manto protector de aquel Dios del Olimpo.

En sus brazos, una pequeña ninfa del mismo pelo de sus padres, la alzaron frente a esa reina, y de ese modo, la ofrecieron en matrimonio con el joven príncipe para unir ambos reinos.

Pasaron los años, el niño pasó a ser un adulto, un apuesto muchacho de larga cabellera verdosa, sus ojos azules resplandecían al cielo azulado, caminaba como todos los días para olvidar sus responsabilidades.

Se sentó en una fuente de su templo, se masajeó la frente, sintiendo como su estómago nacían ciertas nauseas, su madre le había dicho quien había sido su padre al momento que empezó a mostrar más habilidades que el resto en batalla, y sobre todo, le había ayudado a controlar su poder, mirando su mano confundido, frunció el ceño, ¿Por qué entonces si era tan fuerte no podía hacer frente a su destino? ¿Por qué debía casarse con una mujer que no amaba?