Capítulo 21

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Anteriormente...

—¿Natasha? —preguntó el filántropo, dejándome la decisión.

Lo pensé por un momento. Necesitaba un juego en el que pudiésemos incluir todo tipo de juegos, retos y preguntas. Así que miré la botella de ginebra que James tenía en la mano. Se la quité, terminé de un trago los tres dedos de líquido transparente que quedaban y alcé la botella.

—Prueba o verdad. 


—Pero, para jugar a esto debemos de estar decididos a pasarlo bien y tener el suficiente alcohol en sangre para no tener miedo de hacer el ridículo. —dije, bajando la botella.

—¿Hay alguien que no quiera jugar? Por supuesto que no se va a obligar a nadie. —dijo Tony, tranquilizando al personal.

T'Challa fue a hablar, pero recibió un pisotón de Nakia y un codazo de Shuri.

—Yo no juego, gracias. —se excusó Visión.

—Aburrido... —murmuró Wanda desde la otra punta el invernadero, haciendo que el androide pusiese los ojos en blanco.

—Yo tampoco. —dijo esta vez Oyoke— Alguien debería de quedarse cuerdo.

—Yo ya estoy muy viejo para estas cosas. —Rhodey se apartó, hasta una de las esquinas de los sofás y se sentó, seguido de Visión y Leo, uno de los agentes de S.H.I.E.L.D.

—Eh, yo... —Peter agarró con fuerza su vaso de mojito, aún el primero de la noche.

—Tú juegas, muchacho. —Tony se acercó a él y pasó un brazo por sus hombros, impidiéndole huir,

—Muy bien, ¿alguien más? —pregunté, dando una vuelta sobre mí misma. Llevaba casi una botella de vodka yo solo y aún no estaba nada borracha. Quizá algo contentilla, pero nada que no pudiese manejar.

Steve fue a abrir la boca para excluirse también, pero la mirada que le eché bastó para que se bebiese de un trago la copa de bebida asgardiana que Tony tenía reservada para ocasiones como esta. Era la única forma de hacer que Steve rozase la ebriedad, aunque su cuerpo eliminaba con rapidez la sustancia, por lo que lo máximo que conseguíamos era un Capitán América algo borracho, no lo suficiente para hacerle correr desnudo por el complejo.

Una lástima.

—Llenad vuestros vasos y tomad asiento. —ordenó Sam— Hay que terminar de preparar nuestro cuerpo antes de jugar a prueba o verdad. Así que... ¡Vamos a jugar a Yo nunca primero!

¿Qué por qué nos comportábamos como adolescentes de veinte años? Quizá porque de algún modo necesitábamos eliminar toda la tensión y miedos que acumulábamos bajo nuestros hombros de vez en cuando. Unas copas, una buena borrachera, hacer el tonto en familia... de un modo u otro todos nos sentíamos mejor después de una noche como esta. Así que durante unas horas fingíamos que podíamos tomarnos el lujo de jugar a juegos absurdos de beber y hacer el tonto como si no tuviésemos que salvar al mundo a la mañana siguiente.

Incluso Pepper, que no solía unirse a nuestros juegos, había tomado la decisión de volver a llenar su vaso y sentarse en uno de los muchos sillones, dispuesta a jugar. La rubia necesitaba más que nunca desconectar y vaciar su mente, aunque solo fuese unas horas. Y yo iba a hacer todo lo posible para que ella lo pasase bien.

Ella y todos.

Iba a hacer que por una noche riésemos tanto que terminásemos sin aire en los pulmones y el maquillaje corrido, en el caso de las chicas.

Porque nos lo merecíamos. Nosotros también teníamos derecho a ser felices y pasarlo bien.

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Guerra y pasión || RomanogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora