Los diálogos en cursiva están en ruso
Anteriormente...
—Te quiero —murmuré, rompiendo nuestro contacto y empezando a caminar hacia mi grupo.
Steve se quedó unos instantes más mirándome y me dijo todo sin necesidad de palabras. Sus ojos transmitieron hasta el último de sus sentimientos, haciéndome estremecer.
—¡Natasha Romanoff! —escuché gritar a Bobbi a mis espaldas, cargándose el momento romántico— Más te vale salir viva de esta, porque pienso matarte por no contarme que te has estado follando al Capitán América.
—¡Si yo te contara, Morse!
—¿Cómo hemos acabado aquí otra vez? —susurré a James.
Mi equipo estaba repartido por un gran pasillo, esperando mi señal para entrar en la zona de las celdas y rescatar a Yelena. Habíamos conseguido entrar sin problemas y todavía no habían saltado las alarmas. Tony, Rhodey y Leo, desde la nave, se habían encargado de controlar las cámaras de seguridad, para que en ningún momento captasen nuestros movimientos y, si nadie había dado aún la voz de alarma, eso significaba que todavía no había salido ni un soldado con vida de nuestra emboscada.
No esperaba que la suerte nos durase mucho más tiempo.
—No lo sé. Esto parece una pesadilla que no va a acabar nunca —me respondió el soldado.
—Hoy, James, hoy vamos a enterrar todos nuestros fantasmas, para siempre.
Hice la señal y entré en la zona de las celdas, con el equipo cubriéndome las espaldas. Un numeroso grupo de soldados merodeaba por la zona, obligándonos a disparar al instante y ponernos a cubierto para no ser golpeados.
—¿Por qué hay tantos guardias aquí? —preguntó Clint.
Hope se convirtió en avispa y voló en dirección al pasillo de las celdas, colándose por una puerta acristalada.
—Yelena dijo que la zona carecía de seguridad —gruñó Skye, escondiéndose detrás de una columna a tiempo para evitar un balazo directo a su muslo.
Algo ha cambiado.
Justo en ese momento alguien dio la alarma. Las luces del complejo se volvieron rojas y un estridente sonido empezó a ser emitido por todas las esquinas.
—¡Culpa nuestra! —dije por el intercomunicador.
—No, creo que hemos sido nosotros —contestó Melinda.
—Quiero que los grupos se reporten cada diez minutos —escuchar a Steve dando órdenes me relajó lo suficiente como para continuar con la mente enfocada en la batalla. Quizá tenía que ser él quien se reportase cada diez minutos.
Aprovechando el traje antibalas, me di el gusto de sacar medio cuerpo de mi escondite y freír a tiros a los guardias más cercanos. En total eran unos quince y cinco más en la zona de las celdas, según me permitía ver la puerta de cristal.
—¡Si no nos damos prisa se van a llevar a Yelena! —gritó James, sacando el brazo de metal y disparando a tocateja.
La voz de Hope nos llegó por el intercomunicador.
—No solo está Yelena, por eso hay tanta seguridad. Los guardias mejorados están en las celdas.
—Mierda —gruñí— Stark, ¿Has escuchado?
—Vamos para allá —confirmó el filántropo—. Contenedlos.
Clint tiró de las piernas de uno de los hombres que había caído en el tiroteo y lo acercó hasta nosotros, haciéndose con las tarjetas que escondía en uno de sus bolsillos. Yo aproveché y le quité un par de bombas de humo y un táser con los que su traje estaba equipado.
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Guerra y pasión || Romanogers
FanfictionLa Guerra Civil rompió a los Vengadores. Cada uno tomó un camino diferente, volviéndose fugitivos a ojos de un país que antes les había vitoreado. Pero todo puede resurgir de las cenizas, incluido el pasado. Natasha nunca pensó que terminaría en l...