Capítulo 28

5.9K 383 272
                                    

Anteriormente...

-Voy para allá con Helen.

-Se está desangrando, Stark. Date prisa.

Decirlo en voz alta me hizo estremecer y tuve que morderme los labios para no romper a llorar. Esto no podía estar pasando. Mis manos empezaban a estar manchadas con su sangre, corriendo por mis dedos.

Steve se estaba muriendo en mis brazos.


La espera me estaba matando. Steve llevaba cuatro horas en el quirófano y Cho no había dicho ni una palabra. Ni siquiera podíamos ver a través de los cristales, ya que habían corrido las cortinas. No sabíamos nada de él, ni de su estado ni de sus heridas... nada.

James y yo nos habíamos transportado junto a él a la Base, mientras que Tony y Carol habían vuelto al centro de la ciudad para evaluar los daños, comprobar que todos los clones estuviesen muertos tras la descarga eléctrica de Thor y hablar con las autoridades y el gobierno. Mientras que una parte del equipo se puso a recoger todos los clones, para que nadie pudiese hacer una apropiación indebida de ellos, los demás peinaron la ciudad en busca de heridos o cualquier robot que hubiese podido escapar. Visión transportó a Wanda hasta la Base, todavía inconsciente. La sokoviana no tenía daños aparentes, según confirmó una enfermera, tan solo cansancio extremo. Aun así, a las dos horas de estar acostada en una camilla de la zona médica, se despertó, ignoró la recomendación de seguir descansando y se sentó a mi lado en la sala de espera del quirófano.

Peppe y Clint se mantuvieron con nosotros, mientras que Banner, Furia, Hope y Scott se encargaron de la situación en la Base. Cuando la operación estaba a punto de llegar a las tres horas y media aparecieron Tony y Sam. Con pocas palabras Clint le explicó lo poco que sabíamos y los chicos se sentaron también a esperar.

Porque no podíamos hacer nada más.

-Nat... -Clint se arrodilló ante mí y agarró mis manos- ¿Por qué no vas a darte una ducha y te quitas el traje?

Había permitido que una enfermera me desinfectase las heridas del cuello, manos y cara, teniendo que darme un par de puntos de precisión en un corte que tenía en la mejilla y otro en la sien izquierda. Pero no había consentido abandonar ni un minuto la sala de espera.

Incluso James había claudicado y había cambiado su traje de combate por un chándal. Pero yo era incapaz de moverme de esa sala, de dejar de mirar la cristalera cerrada con una cortina verde.

-No voy a moverme de aquí -murmuré, apartando la mirada de la ventana y enfocándola en Clint-. No hasta que Helen no nos diga algo y pueda ver con mis propios ojos a Steve.

Con un suspiro, el arquero apartó mi pelo, ahora suelto, hacia un lado y dejó al descubierto parte de mi cuello.

-¿Quién te ha hecho esto? -tocó con cuidado las marcas malvas y enrojecidas.

Las comisuras de mis labios se alzaron en una triste sonrisa.

-Técnicamente, tú.

A mi lado, Wanda soltó una sonrisita.

-Clint, pensé que sabías como tratar a las mujeres.

Ojo de halcón nos sacó la lengua.

-Iré a buscaros unas mantas -el arquero se levantó del suelo y Pepper también de su silla.

-Y yo a hacer café.

-Nos vendría mejor una botella de vodka... -murmuró Stark.

El millonario, al igual que prácticamente todos, llevaba uno de los chándales de la Base con la insignia de los Vengadores en el pecho. Estaba tumbado sobre uno de los tres sofás que componían la sala de espera, con las manos en el pecho y la mirada perdida.

Guerra y pasión || RomanogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora