Ese era el lugar en el que quería vivir y al mismo tiempo morir.

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EDÉN

El viento silbante de principios de diciembre logró que mi cabello danzara a su ritmo. Un escalofrío me recorrió por completo al sentirme invadida por esa sensación que no había extrañado en absoluto; aunque debía de admitir que la vista que tenía era hermosa.

Había optado por subir a aquella colina, observaba a los niños correr, como sus narices pasaban a un tono rojizo a causa del frío que comenzaba a desatarse.

Y aunque los árboles yacían sin hojas inclusive así estaba disfrutando de todo eso.

Recargué mi espalda en el tronco del árbol que permitía que los rayos del sol acariciaran mi piel dibujando las  líneas de las ramas secas, algunos sonidos de estas chocando aparecían cada vez que el viento volvía a soplar.

Abracé mis piernas con mis brazos tratando de proporcionarme calor, ni siquiera con aquella enorme sudadera de Skyler conseguía una temperatura adecuada.

Me sorprendía en gran manera haber accedido aquel día a salir de mi hogar. Papá desde temprano se veía estresado, con la seriedad que adoptaba cuando sabía que tendría un caso importante. Sus cejas casi juntas cuando le ayudé a colocar su corbata y esa línea recta en sus labios; en esos momentos sabía que lo mejor era no perturbarlo, dejarlo en paz. La puerta fue casi sellada cuando salió y antes de que pudiera volver a meterme en mi cama para pasar una tarde de películas románticas y desamor una llamada llegó a mi móvil.

Un remitente a quien no podía ignorar.

Recordar la pequeña plática me ocasionaba una sonrisa.

—¿Entonces podrías hacerme ese favor? —preguntó con esa voz tersa que me tranquilizaba.

Tenía pensado pasar una tarde metida en mi habitación comiendo un litro de helado. —Había contestado yo.

Un sonido de desaprobación se escuchó del otro lado de la línea y con reproche en su voz terminó con mi intento de negarme.

Lo prometiste, qué intentarías cambiar tu actitud.

Y para qué darle más vueltas al asunto, se lo debía, por todas las noches en vela que había pasado a causa de mis pesadillas, no tenía derecho a rehusarme a ninguna de sus peticiones.

Solté un suspiro.

Las cosas parecían ir mejor desde hace un par de semanas, mis visitas al hospital volvieron a ser constantes, mis revisiones eran supervisadas por el señor: «deja de comportarte como una chiquilla y comienza a madurar».

Y aunque pudiera parecer molesto y pesado, el hecho de que se preocupara por mí me gustaba.

Las clases también habían culminado, este ciclo escolar era el que tenía que cumplir antes de ser asignada a prácticas dentro del hospital, algo que había estado esperando desde hace ya bastante tiempo, me sentía extasiada al pensar en ello.

Y lo mejor era que Skyler estaría ahí para apoyarme.

Me gustaba eso.

Las pláticas llenas de risas y anécdotas divertidas.

Las caminatas nocturnas en donde podía dejar que mi corazón se curara poco a poco. Saber que Allen regresaría había causado en mí un gran estrago.

No estaba segura qué debería de hacer, aunque el hecho de que estuviera en la ciudad no aseguraba que me buscaría, ni siquiera había tenido noticias de Aaron o su madre, todo había quedado en el pasado.

Promesas Silenciosas |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora