Ser la chica buena de la historia no había resultado para mí

590 48 13
                                    

|12|

EDÉN


Había llegado a ese punto.

En que ni el frío del invierno podía superar el dolor que se instalaba en mi corazón.

La nieve seguía cayendo con delicadeza, perdiéndose entre las luces de la ciudad nocturna. Era una de las sensaciones que más había amado en mi vida y al mismo tiempo de las más dolorosas, en donde los recuerdos de un pasado lleno de emociones seguían tan latentes como si el tiempo no hubiese transcurrido.

Las notas de aquella melodía se quedaron en mi cabeza, mis ojos no podían dejar de observar al chico de la armónica disfrutando de su música; con su pierna flexionada sobre la orilla del décimo piso y la otra hacia el vacío, sin sentir temor de caer.

Me acerqué con cuidado, sintiendo mis botas hundirse entre la nieve acumulada, una ráfaga de viento removió mi cabello y me hizo pensar que aquel chico caería; sin embargo no se movió ni un centímetro.

Era un desconocido.

Alguien que me causaba temor.

Y aunque en ningún momento se vio reflejado en él algún interés por mí aún así su presencia me intimidaba.

Pero mis pies no querían dar marcha atrás, ser la chica buena de la historia no había resultado para mí. Querer vivir casi me mata, enamorarme había sido mi perdición.

—¿Qué haces aquí? —escuché cuando la música se detuvo de golpe sacándome de mi trance. Estaba un par de metros de distancia de aquel chico, sus ojos oscuros me observaban de manera indiferente.

—Escuché tu música desde mi balcón, quería saber quién tocaba la armónica. —Siendo seducida por las notas de una melodía triste, de una canción que mostraba las emociones más marchitas que una persona puede llegar a sentir.

Su alma gritaba a través de su música.

—¿Una chica entrometida? —cuestionó con sorna poniéndose de pie sobre el cordón que delimitaba la superficie con el vacío.

Me puse nerviosa de verlo caminar como un equilibrista aun con el viento soplando con un poco de fuerza. Su cabello se movía de un lado a otro revelando su perfil. Su quijada era angulada, seguía con esa fina capa de vello cubriendola sin verse descuidada.

—Me pareció muy bella tu canción no pude evitar subir. — No podía ocultar el nerviosismo de mi voz pero no era ahora por su presencia, sino por el lugar en donde estaba de pie. Sus ojos observaban hacia la ciudad, hacia abajo —. Oye, ¿podrías bajar? Me pones nerviosa.

Me dirigió una mirada acompañada de una sonrisa casi imperceptible para posteriormente bajar sin siquiera sacar las manos de los bolsillos de su chaqueta.

Era la primera vez que lo veía de frente tan cerca, que veía esa mirada fijamente tan oscura, tan familiar. Mi instinto me dijo que retrocediera, sin embargo mis piernas no reaccionaron. Su rostro bajó levemente, inclinando su tronco para quedar muy cerca de mí. El cabello claro acariciaba sus mejillas, sus ojos de color avellana no reflejaban la bondad de los azules de Skyler, tampoco la indiferencia y frialdad de los oscuros de Allen.

Su mirada estaba llena de oscuridad, tan intensa, como las constelaciones más lejanas que te atrapan a causa de su mimetismo.

—Pero si es la linda chica del décimo piso —aseguró. Una sonrisa llena de cinismo apareció en su rostro, fue una vez más cuando la piel se me erizó. Porque ese pensamiento, de creer que conocía a aquel extraño se instaló en mí cabeza.

Promesas Silenciosas |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora