El odio también es un impulso para seguir

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ALLEN

Las nubes cargadas de nieve no daban paso a los rayos del sol.

El día era más frío que los anteriores llevándome a los momentos en que toda mi pesadilla comenzó, me martirizaba recordando como la nieve caía con más fuerza y la noche había pasado de ser blanca a rojiza.

—Parece como si una tormenta fuera a desatarse —habló mamá apretando con fuerza la tela blanca de la cortina que cubría la ventana, los vidrios  se encontraban empañados.

El interior era cálido, pero estaba seguro que una vez que saliera muy posiblemente me congelaría.

Había dejado el auto de Evan para poder recoger mi motocicleta la noche anterior, dándole vueltas al asunto de la nota atorada en el limpiaparabrisas. Porque por mucho que pensara solo podía creer que alguien había hecho algo así.

Por todos los comentarios de falsa hermandad, y aquella declaración final.

No podía dejar de recordar la expresión de Rider de odio total, sus palabras llenas de rencor.

¿Qué había pasado con él?

Cuándo salí de la  cárcel me había convencido firmemente que lo mejor para mí era olvidar todo, había escuchado por parte de Evan y los chicos que jamás supieron que había pasado con él, que muy probablemente se encontraba muerto por todos los problemas que cargaba y hasta cierto punto quería creer eso. Pero nadie más se me venía a la cabeza, no sabía quién más podía odiarme tanto como él.

—¿Hay alerta de tormenta? —preguntó Aaron terminando de abotonar su saco, mi madre negó.

La noche anterior las nubes no estaban tan oscuras, en cuestión de horas el color había cambiado de manera radical, mostrando que quizá una tormenta llegaría esa noche.

—Es un mal presagio.

—Tal vez no sea nada. —Mi hermano tomó su portafolio y se acercó a mamá para besar su mejilla, ella cerró los ojos ante la acción de mi hermano. Aaron dio un par de pasos hacia mí, me encontraba anudando las agujetas de mis botas, listo para salir —. Te ves… diferente.

Elevé la cabeza para observarlo y me erguí, ¿era tan notorio que me encontraba sumamente feliz?

—¿Ha sucedido algo bueno? —preguntó ladeando el rostro levemente, tomando su barbilla. Una de sus cejas se encontraba enarcada como si estuviera analizandome.

No quería hablar al respecto, porque aún no estaba seguro de que era lo que pasaba. Sabía que tenía mucho trabajo por hacer, muchas heridas que sanar y aunque me costara la vida me esforzaba por ello, por regresarle la sonrisa a Edén.

Fue inevitable que sonriera a causa de ello.

—Lo sabía. —Volvió a hablar mi hermano sacándome de mi ensoñación —. ¿Has arreglado las cosas con Edén?

Di un par de pasos en dirección a mamá para darle un beso en la mejilla en forma de despedida.

—Tal vez. —Ella sonrió mientras mi hermano lanzaba una risa suave, no burlesca, si no llena de satisfacción.

—Espero que así sea —habló alto intentando llamar mi atención, pero yo ya me encontraba en la puerta dándole la espalda, ocultando mi sonrisa. No quería ser la burla de Aaron y lo conocía perfectamente como para saber que una vez me viera de nuevo con Edén él y Evan se encargarían de molestarme todo el día.

Y bajo sus miradas salí de nuestro hogar, dispuesto a buscar a Edén ese día, aunque la temperatura era baja la nieve aún no comenzaba a descender.

Llegué al garaje y me monté en mi motocicleta, entendía que si quería pasar por Edén lo más sensato era conseguir un auto para no exponerla. Después pensaría en eso. Pero sin lugar a dudas ese día me sentía más feliz de lo normal.

Promesas Silenciosas |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora