Capítulo 4

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Estoy nerviosa no, lo siguiente. En unos días me voy, me voy de mi dulce hogar, al que llegué cuando a penas tenía tres semanas de vida, en el que me crié, en el que pasé mis momentos más felices, o no tan felicidades.

-¡Brenda cuidado!- grita mi madre e interrumpe mis pensamientos. He derramado la leche, creía que la encimera era mi taza.

-Ups, sigo dormida- mi madre se ríe por lo bajo.

Una de las cosas que heredé de ella.

-¡Buenos días!- Sophie entra. Con su gran alegría.

Mis amigas y yo tenemos las llaves de cada una de las casas de las otras, es un especie de pacto que hicimos.

-Hola ¿quieres?- le ofrezco comida, pero niega.

-Nosotros nos vamos ya, os quiero- mis padres se despiden de las dos y se marchan.

Me siento junto a ella en el sofá.

-Ayer vino Thomas- me pongo las manos en la rodilla.

-¿Qué Thomas? ¿Thomas? ¡¿Tú ex?!

-Claro tonta ¿a cuantos Thomas conoces?- se pone a contar con los dedos.

-A unos tres- se me había olvidado su gran vida social.

-Bueno pues si, mi ex- se sorprende mucho.

-Hemos quedado hoy a las 18:00.

-¡Que! Eso es maravilloso.

-No es para tanto, todo el mundo igual joder.

-¿Está bueno?- ¿qué digo? A ver, bueno está.
Pero no quiero decir que si, se creerá que me interesa.

-Lo normal, mejor que antes, pero normal- me desafía con la mirada, termina cambiando de tema y se lo agradezco.

Entre que llega Caroline y hablamos de todo, se pasa el tiempo volando.
Y, hasta que llega las 17:00, ellas se van de mi casa y me empiezo a preparar.

Decido ponerme un short, sandalias y un top negro.

-Adiós Jace- me despido de mi hermano, el cual está tirado en el sofá, viendo un partido y comiendo comida basura.

No sé como lo hace, él come lo que le apetece y tiene un cuerpo increíble. Y yo me tengo que quitar algunos alimentos en mi alimentación para conseguir el cuerpo que yo quiero.

No me malinterpretes, no lo hago para gustarle a la gente, solo me siento bien conmigo misma.

No quiero esperar a Thomas dentro de mi casa.

Mi hermano nos podría decir algo y no quiero. Así que me quedo esperando fuera de mi casa, mirando para todos los lados.

Me siento en el borde de la calle cuando pasa quince minutos.

No llega y eso me pone muy nerviosa. Tengo poca paciencia. Ninguna en realidad.

Pasa media hora, y nada, saco paciencia de dónde no la hay.

Espero una hora pero no llega.

Me ha dado plantón. Pues nada...
Él se lo pierde. Esto me cabrea, mucho.

-¿Ya? Que pronto- dice Jace cuando me ve entrando.

No le contesto, no estoy de humor y tampoco lo quiero pagar con él. No tiene la culpa.

Doy un portazo a la puerta de mi habitación. Estoy enfadada y furiosa.
Pongo en el ordenador mi lista de Spotify, a la que le he llamado "para motivarme/bailar"

También me gusta mucho bailar. Siento que desconecto de todo y de todos.

Estuve hace un año en clases de baile y me encantó esa etapa de mi vida, pero todas las etapas se acaban, sin embargo, la pasión hacia la música y el baile no ha disminuido.

Bailo por ejemplo en está situación. Cuando estoy estresada, enfadada, preocupada...
Ya he bailado al menos dos canciones. Me siento mejor pero necesito más.
Doy mi típica vuelta sensual que hice en una de mis coreografías y...

-¡Thomas! ¿Qué haces hay? ¿Cuánto tiempo llevas aquí?, mirándome, bailar, tan sensual- está hay apoyodo al marco de la puerta, con los brazos cruzados y sus ojos pegado a mí.

Mejor dicho a mi cuerpo. Se relame los labios y se muerde el inferior, provocando en mi un estado nervioso.

-No sé, no cuento el tiempo- empieza a reírse

-Dios mío que vergüenza- me pongo las manos en la cara y ando de lado a lado de mi habitación.

-No pasa nada, lo haces bien por cierto.

-Más vergüenza- me siento en mi pequeño mueble bajo de la ventana.

-¿Por qué me has dejado plantada y ahora vienes?- pasa para adentro.

-En serio bailas bien- evita mi pregunta pero eso no va a ser que se me olvide ni mucho menos.

-¿Por qué vienes ahora?- insisto.

-Estaba con mi madre, ha tenido un problema- lo dice, pero no me lo creo, sinceramente,  hay algo que me dice que me está mintiendo.

Al fin y al cabo lo conozco muy bien.

Y tengo ese poder.

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