Capítulo 22

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Primero va el capítulo de abajo, es decir, el 21, he tenido un problema.

Noto una mano en mi hombro y abro los ojos. ¿En qué momento me quedé dormida?

-¿Has dormido aquí?- me pregunta Oliver.

-¿No es obvio?- él no sabe mi humor de por las mañanas. Pobre.

Ignora mi comentario y va a la cocina. Huele a tortitas. Deliciosas.

-¿Quieres?- me ofrece en un plato y asiento.

Me siento los ojos muy pesados y cuando cojo mi móvil, veo reflejado mi rostro, toda la pintura corrida. Parezco un panda. Pero en estos momentos no me importa en lo absoluto mi aspecto.

-Te quedaron muy bien- digo introduciendo un trozo de tortita en mi boca. Oliver sonríe ampliamente.

Una chica nos sorprende a los dos y la miramos.
La sigue Taylor. Mi estómago se remueve. Y tenso la mandíbula.

El idiota le susurra algo y se va con un beso de él en la mejilla.

-¿Una gran noche?- pregunta Oliver con un toque de intriga y malicia.

Lo que me molesta, entre otras cosas, es que en el momento que llegó me vio hay dormida o estaba entretenido con la otra.

Taylor niega y a la vez que tiene una estúpida sonrisa en la cara. Abre el frigorífico y toma agua.

-Al contrario que Brenda, creo que está deprimida- dice Oliver mirando. Yo lo miro como si no supiese lo que está diciendo o donde quiere llegar. Seguro que lo dice por mi cara de mierda que tengo en estos momentos.

-Parece que si.

-¿Podéis dejar de hablar de mí como si yo no estuviera?- digo y me levanto.

Y por primera vez Taylor me mira. Antes creo que ni me ha notado.
No entiendo nada, ayer me besa y hoy sale de su habitación con una tía.

No quiero que me vea afectada ninguno de los dos, así que me voy. No estoy afectada ¿no?

Por alguna estupida y extraña razón  pienso que me va a detener, que no me va a dejar ir, pero no lo hace. Y eso hace que me afecte más.

Lo sé, no debería de influenciarme, pero no lo puedo negar. Tampoco pienso que me gusta, ¿tal vez?
Nunca he sido muy buena manejando mis sentimientos.

Necesito descargar, necesito soltar toda la ira que tengo dentro de mí. Y no hay otra mejor opción que descargar haciendo ejercicio.
Y eso hago, me visto con ropa de deporte. Y salgo con mi bolsita deportiva.

El gimnasio está abierto todos los días, así que lo agradezco. Algo bueno tendría que tener el día.

30 minutos en la cinta.

30 minutos en la bicicleta estática.

Y algunas que otras sentadillas.

Ya no puedo más, estoy roja con un tomate y me cae el sudor con un río.
Mi camiseta empapada y mi pecho subiendo y bajando con rapidez.

Me dirijo a los vestuarios tarareando una canción y respondiendo mensajes. De mi mamá, hermano, papá... Thomas, de él no he sabido nada desde que se fue. ¿Se abra enfadado por algo? Nah, no lo creo, no le he dado motivos.

No puedo esperar hasta llegar a casa, que bueno en realidad es cruzar una calle. Pero de todos modos no puedo.
Me deshago de mi ropa y me meto un las duchas de los vestuarios. Están solo, está bien. De todas formas las duchas están en un lugar más escondidos, más íntimos.

Salgo y me pongo la ropa. Jeans, camiseta corta y vans. De lo más cómodo. El pelo lo dejo suelto, para que se seque al aire libre. Amo esa sensación, de no tener que utilizar calor en mi pelo. Y de no estar entreteniendome en sacarlo. Sin secador es mucho más cómodo.

Termino y me pongo de nuevo mis  audífonos para salir.

-Oh mierda lo siento- digo al tropezarme con alguien. Es un chico alto.

Taylor. Como no, él siempre tan oportuno.

-Hola pequeña- ¿pequeña? Ah claro, la más pequeña de la casa.
Le lanzo una mirada de pocos amigos.

No le contesto, paso por su lado y el entra en el vestuario. Pero, es el de chicas, recuerdo. Entro de inmediato. A mí no me gustaría que un tío me sorprendiera mientras me ducho.

-Taylor es el de chicas.

Ya le ha dado tiempo a quitarse la camiseta. Joder que bueno está, pero que capullo es.

-Mmm... no, sal y mira el cartelito si quieres- lo hago, no me fío.

Y tiene razón, es el de chicos y yo, yo me he duchado en el vestuario de chicos.
Estaba tan distraída con el móvil que ni siquiera me di cuenta. Mierda.

Agradezco a lo más grande que no haya entrado nadie. Un chico, en especial.

Entro de luego y él sigue estando allí.

-Creo que la he cagado.

-Yo creo que también. Pero no pasa nada- claro para él no pasa nada. Para mí si.

-Oh ¿es tuyo?- enseña un pantalón que estaba en el banco. Si es mío.

Asiento y voy a cogerlo de su mano. Pero parece que sus ideas son diferentes.

-No no no. Primero, la contraseña- alza su brazo y no puedo cojer mi pantalón. Otra vez está poniendo la voz seductora, sensual y ronca que tenía en la fiesta, cuando nos besamos.

-¿Contraseña? Puff, ya no somos unos niños- lo digo cuando recuerdo que eso mismo era lo que me decía mi hermano para que yo pudiera pasar.

-No creo que los niños hagan lo que nosotros hacemos.

-Claro ¿qué hacemos? Nada Taylor, no somos nada- elevo la voz.

Me sujeta de la cintura y tira el pantalón al suelo. Yo pongo mis antebrazos en su pecho para separarlo lo más posible.

-Parece que te gustó cuando te besé ¿no? pequeña- ¿por qué cojones es tan sexy?

No digo nada, me quedo hay, petrificada. Y otra vez vuelvo estar congelada, sin poder hablar o algo que decir. Es una lucha constante entre mi cerebro y mi vagina.

Vuelve a posar sus labios en los míos, de la misma forma que me besó por primera vez, solo que esta vez sus manos se mueven con más insistencia.

No puedo seguir así, sin nada que decir. Necesito controlar la situación y sobre todo no pensar con la vagina.

Me separo bruscamente, tomandolo por absoluta sorpresa.

-No Taylor, no- digo con el dedo índice hacia arriba, apuntandolo.

-Vamos, ahora no vayas a negar que no te  gustó, que te ha gustado- lo dice con tanta seguridad que me hace estresar.

Intento decir algo pero él mi interrumpe.

-Soy Taylor el gran seductor y tú eres una simple chica a la que quería exprimir y tirarla, como un limón- ¿me ha llamado simple chica? ¿Me ha comparado con un limón el idiota este? ¿Quién se cree?

-Mira "Taylor el gran seductor"- hago unas comillas con los dedos y continuo. -Me importa una mierda quien te creas, pero tus putos comentarios no me van a afectar- lo digo lo más segura posible.

-Claro, solo por decir eso, ya te afecta- se mete las manos en los bolsillos de su pantalón. Se ve tan relajado, tranquilo, que da ganas de matarlo.

-Piensa lo que quieras me da igual- eso a sonado infantil. Pero no me importa lo más mínimo.

-Taylor ¿sabes? las chicas que están contigo no sé por qué te dan ese privilegio, de usarlas y después tirarlas, como tú bien los has dicho.
Pero te aseguro que no me parezco en nada a ellas. Te has equivocado con conmigo- recogo mi pantalón y salgo de allí furiosa, más que nunca.

Lo que le he dicho antes a ese neandertal iba muy en serio. Se ha equivocado conmigo.

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