Capítulo 17

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Narra Taylor

Me levanto de mi cama, cansando y con sueño.

Me visto con ropa de deporte, en una hora bajaré al gimnasio. Al que va también Brenda, esa chica...

La cual no sé nada de ella. Sus amigas, si las conozco muy bien, gracias a mis amigos, los cuales se han liado con ellas.

Todavía no sé si Brenda es una de esas chicas, al igual que sus amigas. Aunque creo que no.

-Taylor ¿puedes despertas a Brenda? Nosotras ya nos vamos, llegará tarde si no se da prisa- dice Caroline y se va junto con Sophie a la universidad.

Perfecto, me toca despertar a la bella durmiente. Y a su novio, el tal Thomas ese, no sé porque, pero ya me cae mal.
Y eso que soy una persona muy sociable y es muy difícil que alguien me caiga mal.

Voy por el pasillo y abro su puerta.
La luz de la ventana entra en su habitación, reflejando su cara.
Sé que he dicho que no es bonita, mentí. Soy muy orgulloso.

Y si mi orgullo no existiera le hubiese dado la razón a Oliver todas esas veces que la ha piropeado, pero ese no es el caso.

Su habitación está casi terminada. Un espejo, cuadros en la pared de decoración y otro en su mesilla de noche. Está ella sonriendo, muy alegre y a su lado un hombre que se parece un poco a ella.

Su pelo negro está revuelto, mirando hacia Thomas y la mano de este idiota está sobre su cintura.

Aprieto los dientes.

Ella se vuelve para cojer su móvil, pero me ve antes.

-Ahh- da un brinco y se levanta. Quedando en frente mía.

-¿Qué? ¿Qué haces?- tartamudea confundida y adormilada.

-Me manda tus amigas- hago una seña a la puerta.

Después de aguantar su mal humor y de bromear al respecto. Thomas se levanta metiéndose en nuestra conversación.

-Brenda ¿pasa algo?- ¿qué va a pasar? Ah si, molestas.

-Nada, que tu novia va a llegar tarde- digo indiferente.

-Pues nada, primer día sin ir a la universidad- Brenda bufa y se deja caer en la cama.

Ahora puedo ver a Thomas mejor. Es casi de la misma estatura que yo.
Pero nada comparado conmigo.

-Que pronto te rindes- digo y ella me da una mirada de pocos amigos.

-Vale y ¿qué puedo hacer? Tengo que cojer tres buses y el segundo ya lo he perdido. No me alcanza el dinero para tantos taxis- dice con los brazos por los aires.

-Un coche- dice Thomas con el dedo hacia arriba, como si se le hubiese encendido una bombilla.

-Claro ¿y el carnet de conducir?- dice ella obvia.

No puedo dejar que pierda uno de sus primeros días de clases. Mi maldad no da para tanto. O si, pero hoy no es el día.

-Yo lo haré, te veo abajo en diez minutos- salgo de su habitación y cojo las llaves de mi coche.

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