Algo diferente

Capítulo 18

Voy corriendo al baño, me lavo los dientes y me visto. Algo muy básico. Con mi pelo recogido en una trenza y mi bolso con todo lo que necesito adentro, salgo.

Pero antes me despido de Thomas.

-Luego hablamos ¡Adiós!- le doy un beso en la mejilla. No estaba segura si hacerlo, lo he hecho pero no se ha quejado. No sabía cuál iba ser su reacción.

No sé cual es el coche de Taylor, pero algo me dice que es el que está parado delante de mí casa. Le doy unos toques a la ventanilla del copiloto.

La ventana se va bajando, dejando ver a una mujer pelirroja, muy elegante vestida. En la parte del conductor.
Parece que me equivoqué.

-Lo siento yo...- suena la bocina de un coche, el de atrás. Estaba todo este tiempo hay, viendo como me acercaba a ese coche que no era el de él y aún así me dejó hacer el ridículo.

Me subo molesta.

-Podrías haberme avisado antes- digo sin mirarlo, acomodando mi maleta entre mis pies. Y con mala cara.

-Me gusta verte hacer el ridículo- él tan directo.

-No quiero discutir, arranca- ordeno.

-Contigo así, no. Cálmate- eso me hace enfadarme más.

Cuento hasta diez y cada segundo estoy más calmada.
En realidad tiene razón, no voy a conseguir nada alertandome por todo, bueno si, un infarto, a este ritmo mi corazón va a salir de mi pecho.

-Por favor, arranca- digo calmada ya.

-Mucho mejor- me mira con una sonrisa, revelando sus dientes perfectamente delineado y blancos.

El camino se hace un poco incómodo. A veces mirando a Taylor o él mirándome a mí. Observo también como los músculos de su brazo se tensa, al cambiar la marcha, al girar el volante o cuando se moja los labios.

-Es aquí- para su coche, justo delante de la puerta.

Hemos llegado mucho más rápido que en bus. Como mucho me habré perdido una clase. Eso está bien.

-Taylor- dudo si decir gracias. No sé si se las merece, si el me ha traído, me ha hecho ese favor. Pero me molesta mucho. Soy muy orgullosa.

-¿Qué?- me mira con sus profundos ojos.

-Nada, idiota.

Salgo del coche y cierro la puerta.

-¿Qué me querías decir Brenda?- lo dice sueve, curioso y muy sensual.

-Te he dicho que nada, adiós- le doy una última sonrisa de haberme salido con la mía y me voy.

La universidad es enorme, me cuesta mucho encontrar a mis amigas. En el camino pienso que lo estoy consiguiendo. Estoy consiguiendo adaptarme a mi vida, independizada. Sin mi abuela paterna, la cual la operaron y todo salió genial. O mi madre, la que me apoyaba y me aconsejaba, a veces incluso mejor que mis amigas.

La inesperada sorpresa que me lleve al entrar en mi casa. Tres chicos a los que no conozco de nada, yo la insociable. ¿Quién lo diría?
Me gustaría ver a los niños tontos que conocía en el instituto. Ja ¿ahora quien es la que se ríe de no tener gente a su alrededor? O mejor dicho, más de dos persona alrededor.

-Brenda has venido- asiento cansada recordando todo lo que tuve que correr para llegar y no nos olvidemos del incómodo camino hasta aquí.

-Taylor me ha traído, para ir más rápido- les explico.

Ellas han salido de la primera clase, no es la misma que la mía. Pero aún así todas terminan a la misma hora.

-¿Taylor? Creía que te caía  mal- dice Sophie.

-Si yo también creía que le caía mal pero- hago una pausa respirando ondo. -No lo sé.

Mis amigas frunce el ceño confundida y menos mal que cambian de tema. Esto se estaba volviendo incómodo.

-Este sábado hay una fiesta, iremos ¿verdad?- anuncia Caroline.

-Habrán muchos chicos y chicas también Sophie, tranquila- añade y a Sophie le brilla la cara de felicidad.

Sophie es bisexual, pero le van más las chicas.

-No sé chicas, prefiero estar en casa- digo. Ellas ya saben mi relación con las fiestas. Cuanto más lejos, mejor.

-Brenda, no seas aburrida. Solo una, de bienvenida a la uni- lo dicen prácticamente rogando.

-Vaaaleee. Pero solo iré un rato- empiezan a saltar como cuando le regalan a una niña su juguete que pidió por navidad.