El cielo en tu mirada [Emiliaco]

Capítulo 1

Advertencias: lenguaje vulgar, contenido sexual, menciones de autolesión, fuertes creencias religiosas y actitud snob.

Joaquín Bondoni se despertó cinco minutos antes de que su alarma sonara ese viernes por la mañana. Puede que fuera mera coincidencia, o puede que fuera el hecho de que hoy tendría ese examen de historia del arte, el cual sabe que pasara con gran éxito.

No le gusta alardear (bueno, en realidad lo hace un poco), pero ha sido "estudiante del año" desde que ingreso a la preparatoria privada de San Marcos en primer año. Ahora está en su último año de prepa, listo para graduarse e ir a la universidad en la Ciudad de México para estudiar economía como su padre, y luego tomar el negocio de la familia.

Su padre es el director ejecutivo de la mayor empresa de inversión en México y su madre la mejor abogada del país. Se casaron un año antes de que Joaquín naciera y se mudaran de CDMX a Guadalajara, donde el negocio de su padre despego. Compraron una gran mansión que dio vida a dos niñas y un niño más. También son parte de una gran comunidad cristiana en su ciudad. Van a la iglesia todos los domingos, donde sus papás son grandes donadores, al igual que lo son en su escuela.

Así que se podría decir que todo lo que Joaquín tiene es gracias a sus padres. Y no le importa. Le gusta ser mimado, le gusta ser la envidia en sus compañeros de clase y el más querido por todas las chicas de su escuela. Por supuesto, no importa cuántas mujeres le buscaran, él siempre ha permanecido fiel a su novia desde segundo de secundaria, Danna Morales. Ella es la tercera mejor de su año, solo después de él y de su mejor amigo Nikolas Caballero.

Los tres tienen grandes planes a futuro; graduarse con excelencias en su año, mudarse a CDMX y estudiar en la UVM.

El sonido constante de su despertador saco a Joaquín de su ensoñación, suspirando mientras se golpea la palma de la mano contra la cabeza. Sale de la cama, yendo directamente al espejo para ver si cualquier tipo de impureza apareció en su rostro durante la noche.

Si es el estudiante e hijo perfecto, también debe lucir perfecto. Lo único que no le gusta tanto de sí mismo es una muy pequeña barriga que no ha sido capaz de bajar ni con todo el ejercicio del mundo, esto junto a sus muslos de mujer. Su madre le contrato un entrenador personal hace un año, cuando las cosas comenzaron a ponerse 'fuera de control con sus habitas alimenticios". Para ser honestos, no es culpa suya que sus padres (el chef de sus padres en realidad) pusiera cinco tipos diferentes de comida todos los días sobre la mesa.

Se vuelve de lado y pone una mano en su panza, quien aún está allí no importa qué. Aguanta la respiración ya que de esta forma su estómago se ve más plano. Suspira y dejo salir el aire antes de irse a su vestidor para escoger uno de los tantos uniformes que tiene a ver cuál llevara ese día.

El conjunto no era más que una camisa blanca de manga larga con una cortaba mostaza, que es cubierta por una chaqueta de color negro que trae grabada el escudo de la preparatoria San Marcos, unos pantalones de vestir del mismo color que la chaqueta junto a los zapatos oscuros y relucientes, peina sus chinos lo mejor que puede queriendo evitar comentarios venenosos por parte de sus padres o de Danna, no es su culpa que su cabello también cuente como una mierda. Se echa una mirada al espejo, se ve bastante simple si le preguntan, pero aquel uniforme cuesta más que un semestre en aquella preparatoria.

Después de haber terminado de lavarse y vestirse, agarra su mochila ya arreglada y camina por dos largos tramos de las escaleras de mármol. Encuentra a su familia ya en la mesa del comedor, esperando por él para poder dar sus oraciones antes de comenzar a comer. Se sienta junto a Renata, dejando caer la mochila a los pies de la silla, antes de juntar las manos.

—¿Tienes algún plan para esta noche? —pregunta su madre, mirándolo desde el otro lado de la mesa.

—Um, creo que no, no —Joaquín responde mientras corta los huevos revueltos—. ¿Por qué?