Capítulo 8

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Cuando Joaquín se despierta a la mañana siguiente, Danna no está en la cama. La encuentra en la sala de estar, sentada en el sofá entre Emilio y Azul, comiendo el desayuno, que probablemente, habían ordenado.

Todo el mundo ya estaba allí, vestido con la ropa de la noche anterior, con aspecto cansado.

—Buenos días. —Le dice a nadie en particular y todo el mundo lo recibe de vuelta con la boca llena.

Joaquín encuentra su lugar al lado de Diego en el lateral de la butaca. Escoge un mollete de chocolate de la meseta llena de dulces y frutas.

Come, tratando de no hacer contacto visual con Emilio. Se siente un poco raro por lo que había sucedido la noche anterior, al igual como se sintió días después de que Emilio lo hubiera hecho venirse, pero se desvanece con el tiempo, porque Emilio está actuando como de costumbre, haciendo burlas durante el desayuno y él solo le quiere pegar.

Cuando Danna les cuenta que había tenido el mejor sueño de las últimas semanas, Emilio hace contacto visual con Joaquín y le guiñó un ojo, mordiéndose el labio.

Joaquín no puede reprimir la sonrisa que aparece en su rostro y Danna sonríe al pensar que la sonrisa es para ella.

—Entonces, ¿qué harás para tu cumpleaños Joaquín? —Preguntó ella mientras bebe lo que queda en el vaso de jugo de naranja.

—Tenía pensado hacer una fiesta en el hotel de mi tío. —Responde a lo que Azul asiente con entusiasmo.

—Pero va a ser un día antes de mi cumpleaños, porque mis padres me quieren en casa el día siguiente.

—¿Tu tío es dueño de un hotel? —Eduardo pregunta sorprendido y Joaquín asiente.

—Del St. Paul.

—Ese es el más caro en México —Emilio habla sin sonar realmente sorprendido.

—Por supuesto que lo es.

Terminan el desayuno a los quince minutos, y al mediodía se marchan. Si Joaquín informa que una mujer en la puerta se había acostado con un cliente, pues bien, ese no es su problema.

•••

La semana que le siguió fue de parciales. Danna se quedó casi todas las noches, y a Joaquín no le importo el hecho de que no hicieron nada antes de irse a dormir. Rara vez se dormían abrazados y Joaquín está agradecido con eso.

No sabía si debía sentirse culpable por el hecho de que Emilio le había hecho irse y viceversa, o porque no se siente culpable en absoluto.

No lo ha visto desde el día del baile, y para ser honesto, está un poco nervioso acerca de su cumpleaños. Todo va comenzar dentro de dos horas, y sabe que Emilio vendrá, también que todo el mundo tendrá su propia habitación de hotel.

La madre de Joaquín había ordenado su traje de Dolce Gabbana, Joaquín se siente emocionado al llevarlo al ser tan caro. Es muy suave y los zapatos van a juego, con una camisa negra muy agradable con cuello blanco. Lleva el pelo en una franja suave y no puede estar más emocionado.

Toda la familia de Joaquín va a venir, pero sus padres le prometieron que los dejarían solos con sus amigos.

La fiesta tendrá lugar en un restaurante de primera, donde todo el mundo podrá comer lo que quisiera. Entonces, cuando los adultos y los niños fueran a sus habitaciones, la fiesta se llevaría a cabo en la piscina cubierta, que estaba equipada con un gran bar y un DJ.

Joaquín está muy feliz porque finalmente podrá beber delante de sus padres será legal. La torta se llevará a la medianoche, tiene seis niveles diferentes de colores con diferentes sabores, y cuenta con dieciocho pastelitos en la parte inferior, cada uno con una vela en él para que Joaquín soplara.

El cielo en tu mirada [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora