Capítulo 9

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– ¿En quién te fijaste y por qué dices que es prohibido? –inquirió Dean acercándose.

Abrí los ojos de par en par, casi se me salían de las órbitas. Y Dean, quién ya se encontraba a mi lado, encaminando su paso con el mío, nos miró rápidamente, intrigado y atento a mi respuesta.

– Ehm.. ah... en el... –tartamudeé. Las miradas de ambos se posaban en mí y la de Dean ni siquiera parpadeaba.

– ¿En quién? –volvió a preguntar Matt.

Lo fulminé con la mirada queriendo taparle la boca en ese instante, las manos comenzaron a sudarme ante la posibilidad de quedar en evidencia.

– En mi amigo... de California –inventé– ¿Dean, que haces aquí?

– ¿Qué clase de amigo? Cualquiera podría enamorarse de un amigo– interrumpió Matt sin dejar que Dean me respondiera.

– Enamoramiento no, Matt –especifiqué de nuevo queriendo ya salir de la situación. Deán solo se mantenía en silencio pero atento– y es... un amigo, cercano y... –me estrujaba el cerebro para poder seguir poniéndole palabras a mi mentira– y a una amiga también le gusta, entonces...

– Tienes miedo de perder la amistad de tu amiga por haberte fijado en el mismo chico que ella –completó Matt sin darle importancia a que Dean se nos hubiera unido.– y ¿quién se fijó primero en el chico?

– Ella –musité despacio queriendo esquivar las miradas de Dean.

– Pero tú ya te fuiste de California, ya no importa ¿o sí? –dijo por fin Dean, quien había estado como una estatua hasta ahora.

– Supongo –le respondí aún sin verle.

– Igual yo creo que lo hubieras hablado con tu amiga, en vez de especular tú solo las cosas y castigarte a ti mismo –interrumpió Matt de nuevo– digo, no era su novio y ella no era tu mejor amiga –se encogió de hombros.–

Me solté a reír de nervios y ambos me miraron. Si Matt supiera a quién me refería ni siquiera hubiera dicho lo último.

– ¿Qué es gracioso? –preguntó Dean arqueando sus cejas.

– Nada, solo que... nada –manoteé con la mano restándole importancia.

– ¡Mira, Cas! –apuntó Matt– ¿ese lugar no te parece ideal para una fotografía? –señalando hacía un edificio al lado de un canal que se extendía magnífico por el este.

– Que buen gusto tienes, Matt. Lo haré. –concordé y me apresuré a sacar la cámara, aliviado de que hayamos cambiado de tema.

– Un fiore per il ragazzo? –musitó alguien detrás de mí.

Me giré y obtuve la imagen de una señora con un canasto de rosas rojas que le hablaba a Dean, mientras que Matt estaba distraído mirando las palomas.

Dean me miró y luego me sonrió. Entonces miró de nuevo a la señora.

– Quanto costa una? –preguntó.

– Un euro –le respondió la señora.

– Dammi uno.

Ella le acercó la canasta y Dean escogió una rosa entre el puño y luego, sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña moneda, pagándole a la señora.

– Grazie bel giovane –dijo la señora y luego me sonrió a mí para después alejarse e irse a ofrecerle flores a la demás gente.

No había aprendido aún italiano, pero al menos, ya estaba un poco más familiarizado con las palabras y pude entender la conversación entre Dean y la señora. Ella le había ofrecido una rosa, él se la había comprado. Simple. Seguro se la llevaría a Bela.

– Ten –pero me la ofreció a mí y me dejó en blanco.

– ¿Disculpa? –musité torpe.

– Es para ti –dijo acercándome la flor.

– Gracias –la tomé entre mis manos y sentí que el rubor corrió apresurado por mis mejillas, así que desvié mi rostro y miré a Matt, quien aún seguía entretenido observando el centenar de palomas que volaban en el cielo y otras que caminaban por el suelo de la plaza.

Alcé mi cámara y tomé una fotografía de su perfil justo en el momento exacto en que las palomas volaron. Una fotografía que había quedado maravillosa y que me distrajo del acto que Dean acababa de tener conmigo.

– ¡Hey! Pudiste haberme avisado. –se quejó acercándose de nuevo con esa sonrisa que contagiaba a cualquiera.

– No, creo que saliste más lindo así.

Él se sonrojó de nuevo, luego bajó la mirada percibiendo así la flor en mi mano.

– Se la di yo –dijo Dean con más orgullo del necesario.

– Rayos, entonces yo tengo que comprarte un ramo completo –bromeó Matt.

– Lo haces parecer una competencia y no lo es –le dije a Matt queriendo seguirle la broma, pero lo cierto era que dos hermosos ángeles estaban ¿cortejándome? Y el tono casual en mi voz no era muy espléndido.

– Claro que no es una competencia –respondió Matt– yo no estoy compitiendo con nadie, Dean no es un jugador, él ya tiene dueña –siguió Matt palmeándole la espalda a Dean, el cual solo se limitó a sonreír, pero no pude evitar notar que fue una sin ganas.

– Me haces sentir como un trofeo –dije haciendo un mohín.

– Non un trofeo. Tu sei un bellissimo principe e mi piace essere il vostro principe– musitó Matt sonriéndome.

El rostro de Dean endureció y su ceño se frunció ante las palabras que Matt había pronunciado que no entendí por completo.

– Tell in spagnolo –le farfulló Dean.

– No, mi vergogno –respondió Matt.

– Qual è il senso a flirtare con lui? Non capisce –el rostro de Dean se volvía serio y su voz no tenía ese tono amable que conocía.

– Perché so che gli piace l'accento italiano –Matt se encogió de hombros.

– No vedo il punto –Dean se cruzó de brazos y luego me miró.

No sabía cuál era mi expresión pero hasta sentía un signo de interrogación dibujado por encima de mi cabeza. Odiaba no entender nada.

– Matt dice que eres un hermoso príncipe y que a él le gustaría ser tu príncipe –me dijo pero parecía molesto.

– Stai zitto! –protestó Matt enrojeciendo por completo y le miré a él enternecido.

– Es muy lindo que digas eso, Matt, gracias –le respondí alzando mi mano a su brazo para dar una rápida caricia. Dean seguía de brazos cruzados.

La fierecilla apareció de pronto, bailando de alegría porque creía que lo que Dean tenía eran celos y aunque no quisiera aceptarlo, a mí también me gustaba la idea. 


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español:

– Díselo en español.

– No, me da vergüenza.

– ¿Qué sentido tiene coquetear con él si no lo entiende?

– Porque sé que le gusta el acento italiano.

– No veo el punto.

– Cállate

Manual de lo Prohibido | Deancas | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora