Capítulo 29

1.2K 141 60
                                    

– Tampoco eres fácil de encontrar –su mirada se angustió– Corrí por mis maletas en cuanto te fuiste de Venecia, Cas. Esa misma noche tomé un vuelo a un país cercano, pensando que tú estarías allí.

– ¿A qué país?

– Egipto.

– ¿Qué?

– ¿Recuerdas cuando me dijiste que a ese lugar escaparías? Dijiste que era lo suficientemente lejos para huir de tus problemas –su voz comenzó a agitarse de nuevo– Estuve buscándote por más de un mes en cada rincón de Egipto, Cas.

– Pero sabías muy bien que volvería a California. Tú lo oíste de mis propios labios –no sabía si sus palabras eran sólo un pretexto para excusar el tiempo, no sabía si era verdad tampoco. Pero es que me costaba trabajo aceptar que estaba allí y me quería, después de lo que yo había oído decirle a Lisa.

– ¿Y quién me aseguraba que fuera verdad? –cuestionó, sin soltarme las manos– A lo mejor sabrías que yo te buscaría a donde quiera que fueras y decidiste mentir para que no pudiera encontrarte.

– ¿Mentir? –la voz me tembló y las lágrimas amenazaban con salir, amontonadas en mis vista nublosa- Dean, mentir era lo que menos llegaría a hacer en un momento como ese.

– ¿A no? –Me miró, incrédulo y sarcástico– ¿Y esa vez que me dijiste que no me amabas? –Enterró sus ojos verdes en mí y el corazón se me colapsó– ¿Fue mentira o fue verdad?

– Eso fue distinto –dije, con voz ahogada.

– ¿Por qué distinto?

– ¡Por Bela! –su nombre hizo doler mis labios.

– Ella siempre fue tu elección –musitó– ¿pero qué hay de ti? ¡Qué hay de mí! Castiel, te juro que quise evitar esto –me apretó las muñecas– pensaba en Bela y en el daño que le provocaría si confesaba que estaba enamorado de ti. Muchas veces quise terminar con ella, pero no me atrevía y para ser sincero, tampoco quería cuando veía que coqueteabas con Matt. Estaba furioso de verte junto a él y yo no podía quedarme sólo en ese momento. No era que utilizara a Bela, también me dolía dejarla. Por supuesto que la quería, la quería mucho; y no me cabía en la cabeza como es que se podía llegar a estar enamorado de dos personas al mismo tiempo. Hasta que comprendí que no se puede, la quería a ella, pero de una manera distinta en la que sentía que te quería a ti. Cuando estaba contigo era como... no escuchar las voces de los demás, como si estuviera donde quisiera estar y no donde todo el mundo quiere que esté. Esa era la diferencia. Contigo era yo, con Bela era la orden de las personas a mí alrededor. Por supuesto que me sentí un idiota por fijarme en la persona menos indicada, traté de evitarlo, pararlo, ignorarlo, ¡de todo! Pero cada día era más imposible. Hasta que me di cuenta que no podía luchar más con esto. Pero estaba confundido, no sabía si tú me querías a mí o si yo era el único. Hasta ese día en que te embriagaste y te llevé a casa, no podía dejarte solo en el departamento por eso te llevé a mi hogar; cuando tomaste mi rostro entre tus manos y me besaste te juro que removiste todo dentro de mí, algo que jamás me había pasado. No me creas si no quieres pero es la verdad. Cas, entiéndeme, me sentí como un idiota tanto tiempo, sé que tú viviste con la misma agonía que yo; nos merecemos una oportunidad, un final feliz –rogó.

– ¿Feliz? ¿Podrá realmente suceder? –Dije-– Tú dime Dean, ¿y Lisa?

Al oí su nombre él se echó hacía atrás, como sorprendido de que la mencionara. Intentaba controlar mis lágrimas, pero no podía pararlas.

– ¿Lisa?

– Te vi hablando con ella la última vez, dijiste que... –la voz volvió a quebrarse en mí- fue la novia que más quisiste, ¿y me dices a mí mentiroso? –quise soltarme de su agarré pero fue imposible.

Manual de lo Prohibido | Deancas | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora