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" Verdad. "

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KyungSoo suspiró agotado, su vista pérdida en un punto muerto del techo coloreado de un rosa pálido y con incontables flores rojas de papel pegados en éste, de fondo se escuchaba el bullicio de la televisión; a estas horas pasaban el dorama favorito del omega, pero en estos momentos sus pensamientos estaban concentrados en otro lugar como para ponerle atención al trama. Sus malditos pensamientos tenían nombre, uno que le jodía la existencia.

Kim JongIn, el estúpido alfa, su estúpido alfa.

Ya concluyeron sus infiernos días de celo, donde se la pasó revolcándose en la cama mientras trataba de controlar el abrumador calor que recorría por cada centímetro de su nívea piel. Aunque para ser sinceros sólo tenía que pensar en JongIn y lo que pasó en su carro para llegar a un potente orgasmo, o había veces que se dedicó a volar su imaginación y hacer creer que JongIn era el quien lo tocaba. Estuvo tentado en buscar al moreno y rogarle que lo follara a lo desgraciado sin importarle nada, al final se arrepentía y se quedaba en la calidez de su casa.

Pensó que cuando su celo terminara el moreno saldría de sus pensamientos y podía estar tranquilo por al menos un tiempo, pero no, él seguía ahí persuadiendo sus pensamientos como si tuviera todo el derecho. Ahora que el deseo no abrumaba sus sentidos pensaba en lo que había ocurrido tres días atrás; su beso bajo la lluvia, las confesiones de JongIn, lo sucedido en el carro y como su corazón galopeaba extasiado. Lo que menos quería admitir era que comenzaba a desarrollar los sentimientos que traía consigo el amor, el no puede estar enamorado de un alfa, no importa si es su pareja destinada.

Todas la acciones que hacía JongIn le hacían creer que ese alfa no era como los demás, él entró en celo en su presencia y en vez de aprovecharse de su estado vulnerable, como lo harían varios, lo dejó en su casa a salvo. JongIn le confesó que lo conquistaría para procrear sentimientos de por medio y no ser guiados por sus lobos, o también confesó que quería poseerlo y hacerlo su omega, lo que hacía a su lobo saltar como colegiala enamorada. ¡También le dijo que quería conocerlo y hacerlo feliz! Todo eso le dejaban la cabeza hecha un nudo, uno que no podía deshacer fácilmente.

Estaba cien por ciento seguro que JongIn no era como los demás alfas, existían muy pocos como él y KyungSoo era afortunado que alguien como JongIn fuera su pareja destinada, pero el omega era terco como una mula y se negaba rotundamente dejarse guiar por su corazón. Vivió muchos malos momentos a través de los años, y eso le obligó a desconfiar tanto de las personas que no podía creerse que JongIn hablaba enserio.

¿Quería conocer a JongIn y darle una oportunidad?

Sí.

¿Se sentía preparado para hacer algo así y que rompa todas esas barreras que construyó a lo largo de los años para no hacerse daño?

No, porque era un omega débil.

Volvió a suspirar, cerrando los ojos se acordó de la sensación de los labios de JongIn sobre los suyos, casi parecía que lo besaba con una intensidad para decirle a todo el mundo que KyungSoo era suyo. El cálido aliento de JongIn sobre sus labios, su húmeda lengua explorando su cavidad y danzando con la suya sin vergüenza, su dulce sabor, las nubes que tenía por labios moviéndose en un ritmo suave, su fornido cuerpo atrapando el suyo en un signo posesivo, su erección frotándose contra su trasero...

"¡Ah! Maldito seas, Kim JongIn." gritó frustrado por el lugar donde se dirigían sus pensamientos, era un maldito calenturiento que se ponía cachondo con el más mínimo recuerdo de JongIn.

•Dulces Mentiras | 🌻 KaiSoo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora