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— Oh... sí.— Rascó su nuca, mirando como JiHoon le veía con intensidad, estaba esperando una explicación convincente que lo dejase tranquilo.

— ¿Entonces?— Uno de sus pies golpeaba el suelo con insistencia.

— Mi madre vino a la oficina, venía con una amiga y por eso huelo extraño hoy... — Dijo, sonando seguro y aunque JiHoon entrecerró sus ojos simplemente asintió.

No se pondría a pensar demasiado las cosas, tampoco quería generar una discusión innecesaria. Comieron entre sinceras miradas de precoz amor, sonriendo con timidez cada vez que sus manos se rozaban al intentar tomar algún alimento que estuviera sobre la mesa. El omega estaba algo inseguro acerca de la respuesta del mayor, deseaba con toda su alma creen en sus palabras, confiar ciegamente, sin embargo, su instinto lo hacía dudar, presentía que algo estaba por suceder y no precisamente algo bueno.

Aquella noche hicieron el amor, el mayor marcó el cuello de su acompañante luego del orgasmo más especial en sus vidas. Durmieron abrazados, las manos de Cheol estuvieron todo el tiempo sobre la poco notoria pancita del menor. 

[°°°]

Cuatro días exactos habían pasado, y casi todos los días JiHoon se negaba a levantarse de la cama, se sentía decaído, tanto era su decaimiento que ni siquiera había ido a visitar a su abuela, estaba más irritable, impulsivo e irrespetuoso, no permitía que SeungCheol se acercase a su vientre, ni mucho menos quiso inscribirse en los registros de maternidad. Ya no le pedía al alfa que le hiciera comida, o que le diera amor, simplemente se mantenía distante.

Por su parte el pelinegro no sabía que hacer, así que dejó de intentar, hoy no le había dirigido la palabra, ni intentó acariciar el lugar donde su hijo era gestado ni mucho menos entró a la habitación. Sus ilusiones de que podía llegar a ser la pareja del pequeño omega se esfumaron con esos fríos comportamientos. No pidió consejos de sus amigos, más que nada porque no deseaba hablar con nadie, mantuvo la situación al margen.

O al menos eso quería porque sus instintos lo llevaban todas las noches a dormir arrullando en sus brazos a ese malhumorado chico que traía consigo otra vida, uno que juntos había procreado.

Después de todo el embarazo no era igual para todos.

El quinto día de la semana había llegado, trayendo consigo extrañas sensaciones al alfa, podía notar, a través del vínculo, que JiHoon no traía el mejor humor, podía hasta oler la tristeza en él, a pesar de no tenerlo cerca.

Esa tarde, cuando llegó a casa, había una figura diferente a la habitual sentada en su sofá, la casa olía como si una carroza del festival de primavera se hubiese estacionado allí y lo más sorprendente de todo es que las cosas estaban en un lugar totalmente distinto al que él acostumbraba dejar. Pensó seriamente que por error entró al departamento de otra persona, no obstante, JiHoon venía ingresando a la sala, probablemente desde la habitación, mantenía su ceño fruncido y sus labios hacían un mohín de desaprobación total. 

Fue antes de que pudiera abrir la boca que una mano se estampó con fuerza en su mejilla, tanto que su cara se volteó al lado contrario del impacto, el cual no sintió hasta que su mejilla comenzó a picar. Aturdido y adolorido miró al omega, quién ahora se mordía los labios mientras intentaba retener amargas lágrimas en sus hermosos ojos. 

Entró en razón de lo que estaba aconteciendo, sabía porqué HeeYeon permanecía sentada en su sofá sin decir palabra alguna, también porqué JiHoon se encontraba tan molesto. Maldijo por lo bajo tras imaginar el escenario que debió suceder.

— ¿Qué, idiota? ¿Te vas a quedar de pie allí sin decir nada? — Recibió un empujón del menor. — ¿Cuándo pensabas decirme que tenías omega? mejor dicho, ¿que yo era tu puta? — Y cayó otro empujón más.

— Cálmate, te lo puedo explicar... — Recibió un gruñido molesto del pequeño.

— ¿Qué me vas a explicar? ¿El cómo conseguiste una omega? ¿Me vas a relatar cómo le metiste la polla y la encintaste a ella? ¿O cómo la mascaste? ¿mh? ¿Cuál de todas esas emocionantes historias me vas a contar, eh, Choi? — Todas esas palabras le clavaron en el pecho como dagas, lo decía con tanta ironía, mirándolo con esos fríos ojos que jamás pensó ver.

— No es así, no hice nada de eso, sólo tengo un omega y es hombre, y un bebé que es nuestro... JiHoon, te puedo explicar qué está pasando... — Casi, casi se ponía de rodillas pero el menor le lanzó en la cara un sobre con dinero.

— Esto me pagaron por desaparecer... dile a tu padre que se puede meter su mugroso dinero por el culo. — SeungCheol no había notado la mochila que el chico traía en la espalda, una que no era muy pequeña que digamos.

— No te quiero ver en mi vida, Choi, y por el bebé no te preocupes, me haré cargo yo mismo, de todas maneras tú ya tienes uno de reemplazo... por mi abuela tampoco te debes afligir, me la llevo conmigo también. —Cruzó la puerta dándole un brusco empujón que lo hizo caer de bruces al suelo.

SeungCheol no podía quedarse así, por supuesto que lo siguió, todavía estaba marcado, no podía ir muy lejos sin sentirse solo.

— Espera, JiHoon... No es así, te juro que no, no sé qué te hayan dicho para que te pongas de esta forma pero todo es mentira. — Supo una vez que sus ojos se cruzaron que su pequeño no le creía una sola palabra. Lo más acertado era decir que deben haberle inventado una mentira muy convincente de lo contrario esto no estaría ocurriendo.

— Por el bien de mi bebé, déjame tranquilo. — Fueron otros dos empujones más los que liquidaron a Choi, yacía tanto odio en la mirada del castaño que no pudo mover ni un músculo. Cabía una mínima posibilidad de que, al usar su voz de alfa, lo obligara a quedarse, pese a ello, fue un recurso que no utilizó, eso provocaría la ira del menor y su distanciamiento definitivo.


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필요성- Necessity- JicheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora