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     Para JiHoon fueron las 3 horas más horribles de su vida, no sólo por el hecho de que eran ya más de las tres de la madrugada, sino porque su trasero dolía y SeungCheol no quiso hacer ni una sola parada por el terror de que se fuese a escapar o algo.

— Cheol, ¿podrías detenerte un segundo? — La mirada desconfiada del alfa logró que JiHoon soltase un leve suspiro lleno de frustración.

— No quiero que te escapes, así que no me detendré, quedan cerca de unos cinco minutos.— dijo sin dejar de mirar la carretera.

— Mi amorcito, — La pequeña pero fuerte mano del omega se posó en su muslo, logrando por supuesto que muchas mariposas revoloteasen furiosas en su estómago.— si valoras tus grandes bolas de alfa, vas a detener el maldito automóvil en los próximos cinco segundos, ¿mh? Tengo un jodido bebé que me aplasta la vejiga, y si no lo haces, me voy a mear en tu lindo asiento de cuero.— Con una sonrisa en su rostro Jihoon parecía incluso macabro. Un sudor frío le pasó por el cuerpo a SeungCheol, así que, tan rápido como su cuerpo reaccionó estaba frente a la gran cabaña, bajando del auto y abriendo la puerta de la misma para que su chico entrase al mentado baño. 

Esa infernal personalidad arrasaba los sentidos del mayor, su consciencia se desvanecía y caía a niveles insospechados. Aunque también tenía que reconocer que sus arrebatos eran muy de vez en cuando, ocasionados, principalmente, por las malas decisiones (o palabras) que el alfa decía o hacía sin pensar.

SeungCheol nunca se había declarado un creyente del destino pero desde aquel día donde la bruma de la mañana era tan espesa que le cubría de un húmedo manto sus ropas, impidiendo que cierto omega distraído en sus propios problemas fuese capaz de ver un carro casi encima suyo, o incluso que su auto no quisiera partir la noche anterior y tuviese que viajar en transporte público casi echando humo por las orejas; todo parecía ser obra de un titiritero o de un muy buen escritor. 

Ahora mismo no era capaz de idear un mejor escenario que el que vivió. 

En cuanto a JiHoon, él amaba los dulces tratos hacia su persona, reconociendo que es un tanto complicado de llevar y más de amar. 

En el pasado no había gozado de  múltiples parejas como para saber exactamente lo que quería de un hombre (o mujer, aunque eso estaba descartado ahora), siendo siempre tratado como un alfa le resultó complicado adaptarse a tener a uno que le dijese qué hacer, amoldarse a una estructura de servicialidad impuesta por una sociedad mal jerarquizada, tampoco adoraba precisamente el trato que recibían los omegas, y, el tener que acostumbrarse a eso a tan tardía edad era un auténtico dolor de culo con el que nadie quisiera cargar.

Independiente de todo lo anterior, se vio en la sorprendente realidad de que le gustaba estar con un alfa, más bien, se encontró a sí mismo disfrutando de lo encimoso que algunas veces era SeungCheol, y aunque en muchas ocasiones le costó admitir que su corazón galopaba desbocado incluso con los más pequeños y tiernos gestos que el mayor hacía, ahora mismo podría gritarle a los cuatro vientos que ama esas hermosas pestañas capaces de generar olas en el océano, sus gruesos labios que combinan a la perfección con su afilada mandíbula y que todo eso hace un maravilloso y confuso contraste con su avasalladora personalidad. Choi SeungCheol es el hombre que todos quieren amar, él es...

 — ¿JiHoon? — Se oyó—, sé que todavía estás molesto conmigo, pero no tienes que encerrarte en el baño, por favor, sal, no sé qué haría si algo malo te sucede allí dentro.— 

— Lo peor que me puede pasar es que se me atore la cremallera en el pene, no seas exagerado— riendo salió del lugar, solo para abalanzarse a besar aquellos deseables belfos color rubí, a pesar de la poca visibilidad que tenían debido a la falta de luz eléctrica o natural.

— No es cierto, pudiste desmayarte, incluso caer... — Y aunque tenía razón, él no se lo diría, porque sería exactamente un punto para el elevado orgullo del alfa.

— No te preocupes, estamos bien, sanos y salvos— JiHoon estaba ahora envuelto en sus grandes brazos, sintiendo una especie de cobijo especial, uno que era innegable e irrompible.

— Deberíamos ir a dormir, son casi las cuatro de la madrugada, de seguro nuestro cachorro está agotado...— Sí, ahora que todo estaba un poco más íntimo, SeungCheol se sentía el alfa más afortunado de decir que ese bebé era suyo, que esa pancita la creó con deseo de ser padre; padre junto al hombre cuyo nombre estaba grabado en su corazón, Lee JiHoon.

Alumbrados por una lámpara de aceite bastante antigua (de esas que salen en las películas que JiHoon ve para inspirarse en sus diseños) se encaminaron a una de las habitaciones que había en la cabaña.

Entraron lento, como si tuviesen miedo de que algo pudiera comerlos. Dentro todo era minimalista y rústico, contaba con una cama matrimonial, a la que por cierto le faltaban las cobijas, un armario de madera grueso, y una mesita de noche. Para el alivio de ambos, no tenía ventanas por la que monstruos pudiesen colarse.

— Puedes salir... no hay nada de qué temer—  SeungCheol sale de las espaldas de su omega, sosteniendo entre sus temblorosas y grandes manos la lámpara.

— No tengo miedo, estaba resguardando tu espalda, por si algo venía, es todo...

— ¡uh! ¡Una bruja detrás de ti!— Exclamó provocando que su pareja saltase del miedo y se escondiera nuevamente tras de él, sosteniendo con su mano libre la pequeña y adorable pancita de su chico.

Al ver tal escena JiHoon no pudo evitar carcajearse, todo en el alfa era fascinante, incluso había liberado aquel aroma protector sobre él, ese que avisaba que nadie se podía acercar.

— No bromees de esa manera... — le dijo, caminando hasta la cama y dejando su única iluminación sobre la mesita de noche.

Comenzó a quitarse la ropa, dándole la espalda a JiHoon, quién todavía no podía recomponer la respiración después de tanto reírse. Una vez estuvo calmado fue hasta la cama, sentándose silenciosamente tras Cheol, comenzando a pasar sus manos por su amplia y marcada espalda.

— No creas que con caricias vas a comprarme.— bufó mosqueado, porque esos mimos le hacían perder la razón.

— ¿no? Mh, que pena... porque de hecho me pareció bastante sexy que dejases salir ese aroma protector hace un momento— usando su más seductora voz, el omega intentaba calmar a su melodramático alfa.

Y, aunque SeungCheol no dijo nada, el que se dejase seguir tocando era una clara muestra de que estaba tan dispuesto como él a ser cortejando.

Más pronto de lo que esperaba lo tenía sobre él, besando a destajo su sensible cuello, raspando con sus caninos la tierna carne de la zona, quería reforzar la marca, que estuviera allí para siempre.

Sus manos ágiles bajaron por el pecho de su chico, haciéndolo jadear con necesidad, al parecer no era el único que añoraba un poco de tacto íntimo.

Estaba tan distraído en acariciar las dos pequeñas montañas que yacían dispuestas para él que, al bajar su diestra, y encontrar la pequeña pancita donde su bebé se estaba formando, paró todos sus movimientos.

— No puedo... le voy a hacer daño al bebé... no podemos, JiHoon...—

Sí, Choi SeungCheol, es un alfa sopenco.

[Dos cositas: la primera: siento la demora :c problemas del primer mundo. La segunda: por la cuarentena, voy a estar actualizando más seguido (al menos cada tres días) para que se distraigan de lo feo que está pasando♡]

[Cuídense mucho, no salgan de casa de no ser estrictamente necesario, laven sus hermosas manitos constantemente, beban bastante líquido y no se automediquen (especialmente con antibióticos o antiinflamatorios) Los amo, y gracias por el amor que le están dando a la historia♡ Besitos en sus ojitos lectores]

[Voy a estar avisando de las actualizaciones por mi tabla de contenidos, así que vayan a seguirme si gustan, para que estén informadxs, no olviden compartir la historia, apoyarla y dejar su hermosa estrellita. Además, hay un OneShot en mi perfil, pueden ir a mirarlo también❤ Les quiero]

필요성- Necessity- JicheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora