Mi guardespaldas

Capítulo 37.

*WILLIAM CARTER "

-¡¿Q. U. I. E. N  E. S  E. L. L. A  WILLIAM CARTER..?! -

Su pregunta me deja helado y no se que responderle..... Me debato entre decirle la verdad o no pero mis piernas no dan signos de moverse.

-Alina...., yo... -

-¡SOLO DIME QUIEN ES!.. ¿Acaso hay otra mujer en tu vida...? -

No le digo nada.... No es necesario decirle, no debe saber nada de ella, es la mujer que solo quiere hacerle daño y yo algún día estuve aliado con ella... No, no puedo, no quiero causarle dolor a Alina. Prefiero morir con este secreto, porque después de estos dos meses ella no me había llamado, y no se que quiere pero no me importa...

Me dirijo a la puerta de la habitación y les pido a Maya y Hercules que salgan. Estos obedecen y salen por el pasillo.
Alina me ve con el ceño fruncido, se que esta enfadada y quiere respuestas pero no estoy seguro de si soy capaz de dárselas.

Sin pensarlo me acerco a Alina y la tomo del cuello besandola con ansiedad y evitando que siga hablando o haciendo preguntas. Tomo sus caderas con mis manos y la empujo contra la pared con agresividad. Aunque parece un tanto desconcertada por mi actitud, como era de esperarse, su cuerpo no tarda en responder a mis caricias. Me encanta como gime y dice mi nombre varias veces... Ella es mía y he jurado que nadie le hará daño, la voy a proteger pase lo que pase.
La pongo en el piso solo para bajar sus pantalones de pijama y sus bragas. De nuevo la alzo en mis brazos y con mis movimientos dejo caer la toalla que tengo enredada en la cintura. Mi amigo responde de inmediato y se pone tan duro que incluso duele, mi punta roza sus pliegues y sin más me hundo en ella de una sola estocada. Ella grita en respuesta y me da una mordida en el hombro que solo hace que acelere mis embestidas, no puedo acariciar su clitoris al tener ocupadas mis dos manos sosteniendola contra la pared, pero el hecho de penetrarla con fuerza me hace ver estrellas. Pienso en esa maldita mujer y en lo que está dispuesta hacer solo para lograr lo que quiere, dios sabe como la odio y de mi cuenta corre que no se acerque a Alina para hacerle más daño.
La sigo embistiendo con furia y me satisface ver su rostro sonrojado por el placer que ambos estamos sintiendo.
Con un fuerte gemido ambos alcanzamos el orgasmo. Su cuerpo tiembla mientras mantiene los ojos cerrados y hunde su rostro en mi pecho. Se que fui demasiado rudo y se nota que la he dejado exhausta además de que tal vez la lastimé un poco. Sin salir de ella la cargo hasta la cama y ahi lentamente me salgo de su interior. Ella no dice nada, solo se da la vuelta y se arropa con el edredón. Le acaricio el pelo mientras su respiración se normaliza, parece tan menuda y vulnerable que en lo único que puedo pensar es en cuidar de ella.

Después de unos minutos veo que se ha quedado dormida. Me dirijo al closet porque desde hace dos meses me mude definitivamente a la habitación de Alina. En el fondo del armario detrás de unas camisas que no me he puesto, esta escondida la pequeña caja de Cartier que me costó el salario de un año. Pero mi hermosa merece lo mejor y esa pequeña joya con un diamante incrustado la espera para ser posada en su dedo anular izquierdo. Solo faltan pocos días y ese será mi regalo.

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*ALINA *

Despierto y me doy cuenta que estoy a oscuras. Me levanto en la cama y veo que William no está en la habitación, siento un dolor agudo entre mis piernas y es ahí cuando recuerdo la forma tan salvaje en que Will me hizo el amor. No se que le sucedió pero si piensa que con eso evadira mis preguntas esta muy equivocado, quiero respuestas y las voy obtener como sea.
Bajo de la cama y busco una pijama que ponerme. El reloj de la mesita anuncia las nueve de la noche y muero de hambre.
Solo con calcetines camino por el pasillo rumbo a la cocina, escucho murmullos en esta y me detengo por que eso me trae recuerdos de la última conversación en secreto que escuche aquí. Incluye a William y a Isabel y eso provocó que saliera como loca y me atacaran, no los culpo pero me molesta que se hable a mis espaldas.