Mi guardespaldas

Capítulo 39.

La mirada de culpa de William se me ha quedado grabada en el alma. Se que a pesar de lo que pase nunca podré perdonar esto. Confíe en él y le entregué lo poco de amor que me quedaba para dar. Pero ahora lo veo junto a la mujer que me ha querido ver muerta todo este tiempo. ¿Como es posible que me engañara de esta manera.?
¿Por que me ilusiono con su supuesto perdón y ahora resulta que me odia?.
De verdad que no entiendo nada y me siento derrotada y lastimada en todos los sentidos, no solo me duelen los golpes, ahora me duele el alma en lo mas profundo al ver que el hombre que amo es aliado de una persona que me ha hecho tanto daño. Veo a Isabel que se regocija por haberme dado esta maldita noticia, se posiciona a las espaldas de Will y acaricia con sus largas uñas su cuello. Veo que William se aparta bruscamente y me mira suplicante. Aparto la mirada de inmediato sintiendo un gran dolor en el pecho...... Aun no puedo creer que el me haya traicionado de esta manera... Se que me ama pero sus acciones y lo que hizo demuestran que su odio fue mas fuerte a tal punto de unirse con alguien que ahora estoy segura es mi peor enemiga.

Isabel les ordena a sus perros guardianes que me lleven a la habitación en la que hace poco tiempo me encontraba. Ellos me arrastran por el piso y yo agacho la mirada al pasar junto a William, se que quiere decirme algo pero no se atreve, odio que sea tan cobarde, de haberme dicho las cosas antes tal vez lo hubiera perdonado. Ahora ya no estoy tan segura de lo que quiero que le pase en realidad.

Soy arrojada al cuarto como saco de papas. Tengo demasiado frío y me duele todo el cuerpo a causa de los golpes que esos malditos me dieron. Siento sangre seca sobre mis labios y al intentar pasar saliva de inmediato siento el horripilante sabor. Lo que me provoca una arcada que no arroja nada de mi estómago.
Cierro mis ojos y apoyo mi cabeza en la pared, solo puedo pensar en la traición de estas dos personas que eran tan importantes en mi vida. Recuerdo que Isabel se porto tan bien conmigo cuando llegué a la empresa que ni por un momento me pasó por la mente que ella quisiera hacerme daño. Y William..... Oh...., el si duele en lo más hondo. Siempre estuve trastornada por el arrepentimiento de haberlo dejado, siempre rogaba por el milagro de encontrarlo algún día y pedirle perdón. Solo que él decidió nuestro destino y se puso de nuevo en mi camino, claro que no dude en entregarle mi amor nuevamente y creer que lo nuestro podía tener un futuro, pero todo fue una mentira. Ahora estoy aquí..., a punto de morir de hipotermia y de hambre solo por su culpa. El me odia, me quiere hacer daño al igual que Isabel, y yo se y acepto que cometí muchos errores en el pasado pero no es justo que la persona que más amo me pague de esta manera.

No se cuanto tiempo ha pasado, escucho murmullos al otro lado de la puerta y tapo mis oídos con mis manos. Afortunadamente esta vez me dejaron desatada, supongo que me ven demasiado débil como para poder escapar. Pero no se equivoquen, en mi alma aún hay fortaleza y se que saldré de esta situación con vida. No importa lo que tenga que hacer, voy a salir de aquí.

De pronto la puerta es abierta y el tipo que responde al nombre de Isaac arroja a William dentro del cuarto. Veo que lo han golpeado demasiado, tiene el pómulo izquierdo hinchado y con un gran moretón y veo que de su boca sale demasiada sangre.
Mi corazón me dice que lo ayude a levantarse pero en mi mente se ha formado una capa negra de resentimiento que mejor me quedo en mi lugar ignorando sus quejidos de dolor.
Como puede se arrastra hasta sentarse frente a mi recargado en el otro extremo de la pared. Sus ojos verdes que ahora se encuentran con varias heridas a su alrededor buscan mi mirada, pero yo evito cualquier contacto visual. Soy demasiado débil a su hermosa mirada y se que puedo sucumbir a cualquier cosa que me diga.
Por un largo rato ninguno dice nada. No hace falta, en mi corazón solo existe el dolor por su traición y no se que decirle. No hay palabras para describir lo que siento y ni siquiera puedo dirigirle algunas de odio porque para mi maldita mala suerte el amor que siento por él no desaparece con nada del mundo. Lo amo, dios mío y me duele verlo así, me duele vernos así...... Y no puedo aceptar todo lo que me dijo Isabel, no puede ser cierto que mi tío Rudolf era en realidad mi padre. Mi familia tiene mucho que explicar si logro salir de aquí..... Si toda mi vida ha sido una mentira, es justo que al menos me lo digan para dejar de vivir en ella..