● three | laughter

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R I S A
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La capa estaba envuelta firmemente alrededor de su cuerpo alto y larguirucho mientras caminaba unos pasos detrás de la mujer dentro del túnel. Fue una noche fría y desagradable para él, tal como lo fueron todos, sin importar el clima. Su condición parecía ser más difícil de manejar cada mes, realmente lo era.

La figura de la mujer, Madame Pomfrey, se volvió cuando se acercaban a la entrada de la cabaña más adelante. Ella asintió rígidamente en su dirección antes de decirle que llegaría por él al amanecer. El miedo estaba tristemente pintado en sus ojos mientras ella se movía incómoda, él sabía muy bien que a la Señora Pomfrey no le gustaba pasar el tiempo en un túnel débilmente iluminado con un estudiante que pronto se convertiría en lobo.

Remus no esperó a que ella volviera hacia el castillo. Metió las manos en el bolsillo de la capa que era más que probable que fuera hecha pedazos más tarde esa noche. Con un temor desafortunado en la boca del estómago, abrió la puerta de la cabaña y se deslizó dentro para esperar la transformación que inevitablemente era inevitable.

Cuando el último color comenzó a desvanecerse del cielo, la puerta de la entrada principal de la cabaña crujió cuando se abrió. Para alarma de Remus, escuchó la voz de uno de sus mejores amigos, Sirius Black, que venía de abajo.

—¡Remus! ¡Ven aquí un segundo! —él le llamó.

—¡Mierda! ¡Sal de aquí! —gritó Remus mientras tiraba de su cabello desde donde estaba sentado en el suelo de madera en descomposición.

No cambies.
No cambies.
No cambies.

Las dos palabras se repetían una y otra vez en su mente que se estaba volviendo lentamente más loca a medida que su condición se acercaba.

—¡No puedo hacerlo, amigo! —gritó James desde abajo. Remus se inquietó más ante el sonido de otra persona que le importaba cerca de él cuando sabía que no podía controlar lo que sucedería después—. ¡No nos convertimos en animagos solo para que nos eches como si fuéramos basura! ¡Qué grosero!

—¡No puedes hablar sanguinariamente si estás en tu forma animaga! —gritó aturdido.

Apenas se dio cuenta del sonido de pasos subiendo las escaleras. El agarre que tenía sobre su cabello se hizo más fuerte cuando su otra mano rasgó su capa. Desde la ventana vio que las últimas nubes de color púrpura se habían desvanecido del cielo, dejando solo la pálida luna en su lugar. El brillante orbe blanco que lo provocaba en silencio desde su posición en la noche.

Podía ver las formas de sus amigos frente a él, pero parecían figuras borrosas... fantasmas. James, Sirius y Peter vieron cómo la cabeza de su amigo se transformó de golpe en una posición antinatural; las venas de su cuello sobresalían salvajemente.

Lo último que recordaba era el murmullo silencioso de James al lado del gran perro negro que Remus apenas reconoció como Sirius.

—Siempre me sorprendo de el bonito lugar que tienes aquí, Lunático.

𝐒𝐓𝐀𝐈𝐍 ─ remus lupin  ( español )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora