• . ˚ * ━━ 𝐒𝐓𝐀𝐈𝐍
❝Las manchas que adornaban sus camisas eran diferentes; las de él eran de café derramado y las de ella de quemaduras accidentales de cigarrillos. Sin embargo, las manchas en sus cuerpos combinaban perfectamente con las mordedur...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
N A V I D A D △▽△▽△
Las vacaciones dejan que se conozca su presencia; entre la nieve que llega hasta el tobillo y los árboles de Navidad que bordean el pasillo. La alegría parecía irradiar a través de la escuela y dejó su toque en Freya en particular, quien todavía se estaba redescubriendo.
La amistad recién descubierta de Sirius y Freya fue realmente sorprendente. El chico no se había enfadado en lo más mínimo por el repentino ataque de la rubia desde su cita. De hecho, ya había encontrado a otra chica para cortejar: Marlene McKinnon.
Noviembre había pasado rápido y sin incidentes. Las bromas se realizaron antes de que se dieran las consecuencias en forma de castigos, se enseñaron lecciones y luego se olvidaron por completo, y el pequeño diario de piel de topo de Remus parecía llenarse más rápido que el libro de razones de James por las que Lily debería salir con él. El diario estaba desordenado y encuadernado en cuero. No fue necesariamente para una cosa determinada. Las páginas contenían pequeños bocetos, manchas de café, poemas, extractos de libros y recortes de periódicos.
Un día, mientras James estaba con Sirius castigado y Peter se encontraba quién sabe dónde, Freya había entrado en la habitación, captando fácilmente la atención de Remus, y enviándole una sonrisa deslumbrante. Fue entonces cuando notó que las uñas de sus dedos eran de un color verde azulado brillante que ella hizo alarde de casi todos los días del sexto año antes de que Sirius le preguntara por qué e inmediatamente abandonó el color por uno más opaco.
No hace falta decir que una esquina de su diario ahora tenía el color azul brillante y obligó a las comisuras de sus labios a formar una pequeña sonrisa cada vez que sus ojos lo miraban. Había extrañado su verdadera personalidad.
Freya, por otro lado, estaba a punto de descubrir algo que nunca podría escribirse en un diario. Ella siempre había sabido que Remus tenía mala salud, lo que ocasionalmente lo hacía faltar a clases, pero siempre había tenido una excusa creíble para compensarlo.
△ ▽ △ ▽ △
El tren pasó junto a los árboles cubiertos de nieve con una fuerza tan rápida que sus ojos no pudieron enfocarse por completo fuera de la ventana del compartimiento. Sus dedos recorrieron su largo cabello rubio suavemente mientras sus pensamientos se revoloteaban en su mente.
Remus Lupin estaba terriblemente enfermo.
La idea de cuán exactamente enfermo estaba su amigo, le obligó a los ojos de Freya a llenarse de agua y su corazón a doler. Aunque no estaba completamente segura, parecía ser la única conclusión lógica. Su mejor amigo estaba enfermo y posiblemente incurable, eso explicaba la actitud cansada, las pesadillas ocasionales, los viajes regulares a la enfermería. Sin embargo, no explicaba por qué no le había dicho nada a Freya.
—¿Que te pasa? —cuestionó a Mary desde el asiento frente a ella. La morena estaba haciendo alarde de un suéter de Navidad de aspecto bastante atroz, si como una broma o atuendo real no lo sabía.
