● twenty-five | loss

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P É R D I D A△▽△▽△

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P É R D I D A
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Fue como si en un instante, sus pensamientos estallaran en un caos estridente. La molestia ante la idea de sus amigos molestándolos tras descubrir su pequeño momento compartido fue sustituida por un sentimiento de alarma por las palabras del chico. Le nublaron el cerebro y le pesó en pensamientos previos. Te quiero. Te quiero. Te quiero.

La idea del amor no era difícil para ella, no con el miedo a la soledad que tenía. Sin embargo, el concepto de descifrar sus sentimientos era todo lo opuesto.

Abrió la boca con una emoción compleja
de querer responder a su desorientada declaración. Luego la cerró. Freya se tomó varios segundos para pensar en cualquier cosa para responder, pero sólo llegó a la conclusión de que parecía un pez fuera del agua, abriendo y cerrando su boca. Si alguien supiera las olas de ideas que llenaban su cabeza, comprenderían fácilmente sus movimientos y su respiración irregular.

El corazón de Remus se hundió, como si fuera un ancla dentro de las mismas olas en las que ella estaba consumida. Freya podía verlo en su rostro y eso interrumpió su confusión. Lentamente, ella comenzó a contestar de forma natural, como si lo hubiera sentido todo el tiempo.

—Yo...

Un fuerte golpe contra la ventana de su derecha interrumpió cualquier declaración que hubiera comenzado a deslizarse por sus labios color cereza. Sus ojos parpadearon su dirección, encontrándose con una pequeña, y posiblemente bastante nueva en el negocio de entrega, lechuza. Se apoyó contra cristal todavía aturdida por el duro impacto.

El ruido contra el cristal parecía haber sido más fuerte de lo que ambos habían pensado, porque en ese momento, Peter entró con curiosidad en el cocina con la señora Potter detrás para inspeccionar la situación.

—¿Alguno de vosotros lo cogerá? —preguntó, refiriéndose al correo.

Los ojos del chico bajito se pasearon entre sus dos amigos e instantáneamente notó que algo estaba distinto entre los dos. Remus agachó la cabeza, y Freya parecía como si fuera a estallar si no decía la información que estaba reteniendo.

Peter honestamente deseaba salir corriendo fuera de la habitación. Sus pies temblaron, su cuerpo girándose hacia la salida. La señora Potter tosió. Cuando el chico se volvió para mirarla, ella lo miró directamente con una ceja alzada. No hace falta decir que sus pies giraron directamente hacia la ventana, y sus dedos regordetes la abrieron.

Una brisa cálida inmediatamente entró en la habitación y rozó la cara de Freya, haciendo que algunos de sus mechones rubios se movieran al son del viento.

La señora Potter se apresuró a desatar las dos cartas la pata de la lechuza mientras todos silenciosamente pensaban en cómo esa pobre criatura había volado tan lejos. Sin embargo, la anciana la compadeció, abriendo un frasco para que el ave cogiera una golosina.

𝐒𝐓𝐀𝐈𝐍 ─ remus lupin  ( español )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora