• . ˚ * ━━ 𝐒𝐓𝐀𝐈𝐍
❝Las manchas que adornaban sus camisas eran diferentes; las de él eran de café derramado y las de ella de quemaduras accidentales de cigarrillos. Sin embargo, las manchas en sus cuerpos combinaban perfectamente con las mordedur...
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S U E R T E △▽△▽△
El pequeño botecito parecía brillar burlonamente sobre ellos entre el pulgar y el índice del profesor Slughorn. Al escuchar lo que hizo la poción que se encontraba entre el vidrio que lo retenía, ella, junto con el resto de sus compañeros, inmediatamente se aferró a cada palabra de Slughorn.
—Bien. —hizo una pausa, obviamente disfrutando cada segundo de atención que estaba recibiendo—. Este bote contiene exactamente tres horas de Felix Felicis, como lo mencioné anteriormente que se le conoce como suerte líquida, y será recompensado a quien pueda producir de forma exitosa la poción de Muertos en Vida.
Freya se encontró añorando las pequeñas gotas del premio líquido. Aunque las posibilidades de que ella realmente lo recuperara eran pequeñas, ya que Lily y Severus Snape eran demasiado buenos en Pociones, Freya terminó desarrollando un brebaje medio decente.
Su cuchara mezcladora barrió el líquido liso dos veces en el sentido de las agujas del reloj, tal como lo leían las instrucciones, y estaba a punto de agregar el cerebro perezoso cuando Severus Snape anunció que su poción estaba terminada.
Efectivamente, dos minutos después, toda la clase se encontraba rodeando la mesa del susodicho mientras el chico Slytherin tenía acceso al botecito de suerte líquida. Freya obligó a sus manos a unirse juntas en una lamentable excusa para aplaudir antes de empacar sus cosas con un ceño fruncido en el rostro.
La clase pronto terminó y, al salir, un comentario sarcástico dirigido por Sirius sonó detrás de Remus:
—Oye, Snivellus, ¿vas a usar la poción mientras te duchas esta noche? ¿Tienes alguna esperanza de librarte de tu grasa?
Cuando Remus se giró, se sorprendió al ver al chico tranquilo y de cabello oscuro parado relativamente cerca de él. Sus ojos se conectaron por un momento y Remus supo que el chico quería algo.
Fue difícil, pero se las arregló para dirigirse a Peter, quien insistió en explicarle la más reciente adición a las tarjetas de ranas de chocolate, y pronto se encontró solo, con la excepción de uno en el pasillo abandonado del castillo.
—Haré esto rápido. —dijo Severus mientras su mano se metía la mano en el bolsillo de su capa. Remus subconscientemente apretó su varita, lo que el otro chico notó y respondió con una rápida mirada antes de sacar el frasco de Felix Felicis de la tela. Algo más estaba sujeto entre sus manos como si su vida dependiera de ello: una pequeña hoja cuidadosamente doblada de pergamino blanco impecable.
—Te daré esto —sostuvo la pequeña botella a la luz como si ella no pudiera darse cuenta de sus verdaderos poderes si no lo hacía— si a cambio le entregas esta carta a Lily Evans.
—¿Y por qué no bebes el...? —Remus se mordió el labio dolorosamente para detener el derrame de palabras, ¿por qué le daría ideas cuando estaba a punto de darle lo que anhelaba?
