● twenty-four | intoxicated

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I N T O X I C A D O△▽△▽△

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I N T O X I C A D O
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Un jarrón de flores de tonos verdes –que no había empezado a marchitarse a pesar de estar ahí durante muchos días, sin duda gracias a un hechizo de la señora Potter– se encontraba en medio de la desorganización de ollas y sartenes que se extendían por el mantel.

Sirius Black y James Potter estaban detrás del final de la mesa, donde se encontraba el habitual sitio del señor Potter, con esponjas empapadas y jabón hasta sus codos. Freya les lanzaba una mirada burlona por encima de su hombro de vez en cuando desde donde estaba sentada junto a Peter en el frío suelo de baldosas con una caja llena de discos que los dos se habían ofrecido a organizar.

—¡No veo por qué no podemos usar magia! —soltó finalmente James mientras usaba un trapo enjabonado para alejar el dedo de Sirius de la punta de su nariz para intentar explotar una burbuja de jabón.

La señora Potter dejó la cebolla que había comenzado a picar en la tabla de cortar. Sus brazos se cruzaron firmemente, pequeñas lágrimas todavía empapando sus ojos por culpa de las cebollas.

—Bueno, la magia no arreglará mis rosales, ¿verdad?

Cuando la mujer se dio la vuelta con los hombros relajados, Lily chasqueó la lengua tres veces mientras entraba en la habitación con Remus detrás de ella. El chico miró a Freya con una sonrisa y los brazos cruzados. Ella le sonrió de vuelta y puso un cabello suelto detrás de su oreja. Lily, por otro lado, se acercó al lío de ollas y sartenes, apartó unas cuantas y se sentó en medio del caos. James comenzó a protestar con alguna excusa de cómo no había sido su intención destruir los rosales de su madre durante un acalorado juego de Quidditch, pero la mujer lo interrumpió una vez más.

—¿No dijiste que querías ir al Callejón Diagon esta tarde? Porque si es así, creo que será mejor que continues fregando.

No se dijo una palabra más, y en casi veinte
minutos, los platos metálicos prácticamente brillaban desde sus estantes. El señor Potter volvió a casa y le dio a su esposa un prolongado beso en la mejilla antes de anunciarle al grupo que iría con su mujer en una cita a un nuevo restaurante que estaba
recomendado por un amigo cercano del Ministerio. La señora Potter parecía absolutamente encantada.

Antes de su salida, el hombre se giró hacia los seis amigos con una expresión seria.

—No debería tener que advertiros del peligro que hay ahí fuera. Incluso en el Callejón Diagon. Parece como si Hogwarts fuera el
lugar más seguro en estos días... —Sacudió la cabeza al darse cuenta de su desvío—. De todos modos, divertíos, pero tened cuidado.

Se despidieron y con un ligero descenso en
el estado de ánimo, la habitación permaneció en silencio una vez más mientras contemplaban cuándo irse y si todavía querían ir.

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—¿Estáis seguros de que no queréis venir con nosotros? —la gran sonrisa de Sirius parecía no tener ningún propósito aparte de burlarse de Freya mientras le devolvía la mirada. Aunque ella estaba segura de que no había nada que pudiera cubrir el sonrojo en sus mejillas que había aparecido después de la vergonzosa insinuación de lo que sucedería durante su ausencia.

𝐒𝐓𝐀𝐈𝐍 ─ remus lupin  ( español )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora