• . ˚ * ━━ 𝐒𝐓𝐀𝐈𝐍
❝Las manchas que adornaban sus camisas eran diferentes; las de él eran de café derramado y las de ella de quemaduras accidentales de cigarrillos. Sin embargo, las manchas en sus cuerpos combinaban perfectamente con las mordedur...
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S E C R E T O △ ▽ △ ▽ △
Freya presionó una vez más su mano contra su estómago en un intento por detener la sensación extraña que había estallado allí. Tal vez solo tenía hambre, al menos eso era lo que estaba tratando de convencerse a sí misma como la causa de la ligereza interior.
Si se trataba de hambre, como pensaba, Remus desafortunadamente también lo tenía.
Sus mechones rubios se extendían tanto sobre el regazo de Remus como sobre el banco de madera áspera que se encontraba en la hierba moribunda de los terrenos de Hogwarts. Su banco, debajo de su árbol.
Una pequeña sonrisa amenazó con tirar de sus labios hacia arriba mientras imaginaba cómo debían verse. Remus con su libro sobre él y su cabeza inclinada hacia atrás incómodo para mirar la novela de arriba porque no podía colocarla en su regazo como lo hacía normalmente ya que Freya lo sustituyó, pero eso estaba más que bien para él. El cigarrillo de Freya se encontró lentamente con sus labios antes de caer de nuevo a su lado junto con la mano que lo sostenía antes de repetirlo mientras pensaba ridículamente en Sirius.
Cuando uno intentó moverse ligeramente, fueron recibidos con protestas hechas por nada menos que James Potter. Él mismo se había sentado en la hierba con un pincel clavado entre los dientes, en lugar de su cigarrillo normal, y otro pincel siendo sujetado libremente con la punta de sus dedos. Se agregaron franjas amarillas al lienzo protegido de su vista. Sus gafas comenzaron a deslizarse por su nariz mientras trabajaba, solo para provocar una pintura accidental en la punta de su nariz al empujarlas nuevamente hacia arriba.
Así es como habían pasado esos últimos veinte minutos desde que James los había cazado para ser sus musas. Dibujar era uno de los pasatiempos favoritos del azabache, un talento que compartía con Freya, pero pintar era un arte que aún no había perfeccionado. Llamó a esto su práctica y se quejó por casi todo el desayuno la mañana anterior hasta que los dos accedieron a medias.
James se movió un poco para cruzar sus piernas y Remus dejó escapar un fuerte suspiro. Aparentemente, había pensado que el movimiento significaba que el dibujo se había completado por fin, pero para su decepción, su suposición era incorrecta.
—No me tomaría tanto tiempo si Frey simplemente apagara el maldito cigarrillo y dejara de tocar su estómago. —respondió en un tono alegre obviamente falso. La parte superior de su espeso cabello negro y sus ojos cubiertos de gafas eran las únicas cosas a la vista desde detrás del lienzo blanco.
—De todos modos —continuó diciendo James con una voz más monótona—, vosotros no fuisteis mi primera opción.
No necesitan preguntar quién había sido su selección original, pero ella repitió el nombre con los ojos en blanco de todos modos.
—Sí, tu preciosa Lily flor.
—Imaginaroslo. —dijo James mirando soñador a su alrededor en lugar de la pintura en la que se había centrado tan obsesivamente momentos antes—. Hubiera resultado hermoso. Especialmente las hojas mezcladas con su cabello rojizo jengibre. Adorable, absolutamente adorable.
