XI. Aliados

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Una guerra no puede librarse sola

Necesitas alguien a tu lado

Que te ayude a construir...

O a destruir.


No era usual que la líder del Clan no se quedara a la celebración de un cumpleaños, pero Abby se había encargado de aclarar que era algo urgente, ya que había decidido no revelar ante todo el clan lo que planeaba hacer.

Naomi entendió por completo, ella era parte de esto y sabía que había cosas más importantes.

Los ojos de Abigail se adaptaron a la oscuridad del bosque, aquella capa invisible que evitaba que el viento los lastimara se activó y las piernas de la vampiresa se movieron rápido deteniéndose cada tanto para ver el mapa, captar olores y observar detalladamente que no estuviera siendo vigilada.

Abby tenía años sin sentirse tan salvaje como se sentía, brincando sobre árboles, saltando quebradas, corriendo libre por el bosque, sin retribuciones, sin límites, como la joven vampiresa que nunca pudo disfrutar ser.

Se detuvo luego de haber corrido varios kilómetros y tomó su teléfono para revisar su ubicación.

Ya había pasado hora y media desde que había salido de la reserva y apenas iba a mitad de camino. Abby lo supuso, había previsto que el recorrido tardaría como unas tres horas aun son su gran velocidad.

Debía llegar como muy tarde a las cuatro de la mañana a Florida.

Su oído agudo escuchaba a los animales pasar, patas pisando el suelo, alas batir. El olor de la sangre entrando por su nariz, que ella intentó ignorar.

Volvió a atar su pelo para evitar que le siguiera cayendo en la cara, se desordenaba por el viento, cuando sintió un olor agrio en su nariz.

Su instinto fue rápido, Abby dio un salto justo cuando el cuchillo se clavaba en el suelo donde había estado ella. Se subió a una rama y observó a su atacante.

Un híbrido artificial, teniendo en cuenta su horrendo aspecto.

Pensar que alguna vez esas criaturas fueron humanos, a Abby le dolía en el corazón todo lo que debieron sufrir en manos de Ángela. En manos de aquella bruja desalmada que acabó con la vida de sus padres y su hijo mayor sin remordimientos, y experimentaba con humanos con una maléfica sonrisa en su rostro.

Sí, Abby estaría feliz de acabar con aquella creación suya, una de tantas, pero aún así, una baja.

Su cuerpo tembló por la adrenalina que comenzaba a filtrarse en su cuerpo, sus instintos despertaron y sus ojos se volvieron rojos a la vez que sus colmillos salían.

Era hora de la batalla.

Abigail se lanzó.

Abigail se lanzó

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Dama de la noche [Los traidores #2] «TERMINADA»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora