XVI. Fuego celestial

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El fuego de los dioses,

que en cualquier cultura representa la inmortalidad.

En la nuestra representa destrucción.

Pero también nuestra salvación.



El castillo era enorme y tenía muchas habitaciones ocultas.

Naomi se había encargado de caminarlo todas las noches evadiendo a los guardias con su buena audición. Las noches eran el momento perfecto para investigar, para encontrar o el laboratorio de Caillic o la biblioteca para buscar el hechizo puesto que había menos hechiceros rondando los alrededores.

Podría torturar al débil marido de Caillic para poder sonsacarle el hechizo, pero el hombre permanecía pegado a su mujer, como un muñeco de trapo siendo llevado por su ama.

Opal le había dicho a Naomi que la energía mágica casi ilimitada de Arkyn le permitía estar pegado a su reina entregándole parte de su poder para que ella pudiese mantener el campo de fuerza.

El campo de fuerza era impresionante, y Naomi sabía que, sin el nuevo hechizo de la Reina Marie, no hubiera podido encontrarlo. Al parecer agotaba toda la energía mágica de Caillic y gran parte de la de Arkyn.

Después de una semana de estar internada en el castillo, aún al parecer no se había ganado la suficiente confianza de Caillic para ir a cazar a solas.

Opal requería cazar a veces, y esa era su única oportunidad de salir con la otra chica.

—¿Sabes dónde queda la biblioteca? —Le preguntó Naomi. Opal sabía que era lo que ella buscaba, Naomi estaba tomando un riesgo a preguntarle aquello sabiendo que buscaba el pacto para volver a ser una sumisa ante Duncan.

Podían hablar con libertad en este lado del bosque. Ambas tenían sus sentidos alerta y Opal sabía que como estaban a las afueras del castillo, no había hechiceros custodiando el lugar.

Opal soltó una risita, ambas estaban sentadas frente a una presa muerta. Naomi se había saciado bien de sangre como para cinco días y la otra chica había comido gran parte del cuerpo del ciervo.

La risa de Opal era divertida, como si Naomi hubiese contado un buen chiste.

Y tal vez lo hizo.

Pero estaba cansada de dar vueltas por el castillo en vano.

—¿Me estás pidiendo que te dé el lugar en donde conseguir algo que me afecta mucho? —inquirió Opal de forma irónica— ¿Estás segura que voy a dártelo?

Naomi se encogió de hombros.

—Dijiste que no importaba si lo tuviera mientras tenga tu consentimiento. No perdía nada pidiéndotelo, de todos modos, no harán nada con él. Pero piensa, al menos tendrán la falsa ilusión de que pudieron conseguir algo —respondió. Opal enarcó la ceja.

Naomi era una maestra de la manipulación, había crecido con aquel don desde que era una infante.

La mentira y la manipulación le salía de una forma tan natural que parecía real.

—¿Alguna vez te han dicho que eres una manipuladora muy hábil? —preguntó Opal con una sonrisa ladeada.

Mierda, lo había pillado.

—Y tu habilidad de convencimiento es impresionante también. Si hubiera sido otra persona habría caído. Con razón convenciste a Marie.

—Nah, Marie es supremamente fácil. Es muy manipulable —Opal soltó una risita.

Dama de la noche [Los traidores #2] «TERMINADA»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora