XVII. Aquella que sacrificó todo

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Oh, mi querida niña

¿Que has ganado sacrificando tu alma?

Dejando que la maldad la consuma

Solo te pierdes cada vez más en la oscuridad

Cuando apenas comenzaba a iluminarse

Cuando creíste que por fin cambiarías

Vuelves a ser aquel ser que tanto odiaste ser.


Eran casi las once cuando estábamos a unos kilómetros de donde sería el encuentro. El barco que la reina había encomendado para nosotros era bastante rápido. Mi madre y yo manteníamos una vista sobre nosotros, esperando no encontrarnos con alguna de las criaturas de Caillic. Nuestros oídos y narices estaban alertas mientras yo le comunicaba por medio de la mente lo que habíamos descubierto y quedado con la reina.

Es el trato perfecto —comentó ella en mi mente. Una sonrisa estaba adornando su rostro—. Estoy orgullosa de ti, cariño. Has sabido manejar todo esto de una forma bastante madura.

—Bueno, el estratega en batallas es papá —respondí—. Tal vez heredé eso de él. Y usted es la diplomática, así que eso también lo saqué —Mi madre soltó una risita—. Me sorprende bastante que esto se esté dando a nuestro favor, es muy...

—¿Bueno para ser verdad? Comprendo tu miedo. A veces uno no espera que nos vaya tan bien.

—Exacto. A veces siento que todo se nos va a venir encima —Sentí la suave palma de la mano de mi madre sobre mi brazo.

—Todo irá bien, cariño —Me dijo en voz alta. Le sonreí.

Escuché la arcada de Mia y giré a mirarla, la sirena estaba pálida apoyada a la baranda del barco.

—¿Que clase de sirena no soporta un poco de movimiento de un barco? —comenté. Mia me lanzó la mirada más asesina que pudo haberme lanzado en la vida.

Sabía que era por el agua salada, que eso le hacía mal, pero quería animar un poco el ambiente.

Y claro, meterme un poco con Mia.

Aunque agradecía enormemente todo esto que estaba haciendo.

¿La reina solo le dió el fuego a Nilton? —La pregunta en mi mente me hizo salir de mis pensamientos. Miré a mi madre y negué.

—Ella misma se teletransportó y fue con Nilton a la forja. Solo unos cuantos sabemos de esto y ella quiere que se quede así. Va a mantener la forja vigilada para que nadie más que los chicos, usted y papá entren, y nada salga de ahí.

—Pobre Nilton, ¿cuántas armas tiene que hacer?

—Como diez mil. La Reina pretende armar a todas las especies para la batalla. Claro, más que todo vampiros, hadas y sirenas que son los que no tienen que convertirse en algo para pelear. Laveau nos encomendó ayudarlo a guardar las armas hechas. Tendremos que estar haciendo un llamado para que Sammy, Frank o ella, vayan a buscarlas.

Mi madre asintió.

El barco se detuvo y un hechicero salió de la cabina.

—Esta es la ubicación —comunicó. Mi madre y yo asentimos. Mia volvió a soltar una arcada.

Dama de la noche [Los traidores #2] «TERMINADA»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora